domingo, 15 de marzo de 2020

Belgida-Font Freda

Font dels Unflats
Fecha: 1/3/20
Tipo de ruta: Circular
Lugar de inicio: Belgida, La Vall d'Albaida, Valencia
Hora de inicio: 7 h 27 min
Duración: 4 h 16 min
Distancia: 11.99 Km
Dificultad: Media
Altura mínima: 244 m
Altura máxima: 706 m
Índice IBP: 56
Calificación (1-10): 8
Recorrido: Belgida – Cruce barrancos Font Freda y Belgida – Casa de Muntis – Cruce CV-615 – Forn de Calç – Mirador de Font Freda – Font Freda – Cuz – Font del Melero – Castillo de Carricola – Font dels Unflats – Ermita del Cristo del Calvario – Carricola – Cruce barrancos Font Freda y Belgida – Belgida.
Datos Técnicos:

Cómo llegar:
Saldremos de Algemesí por la CV-42 con dirección a Alzira, para desde allí dirigirnos hacia Benimuslem por la CV-550 y desde allí con dirección a Alberique conectaremos con a la A-7, Autovía del Mediterráneo con dirección a Albacete. Tomaremos el desvío en CV-60 Carretera de Xativa-Alcoy, pasaremos por el túnel de la Olleria. Aquí tomaremos la salida n.º 410 con dirección a Gandía por la CV-60, continuamos por la CV-60 para tomar la salida n.º 11 con dirección a Bélgida por la carretera CV-667, llegamos a una rotonda y continuaremos recto por la CV-667, comenzando el recorrido de una larga recta. Sin abandonar esta carretera llegaremos hasta la población de Bélgida, y en la misma entrada de la población y frente a la señal del comienzo de la población, y por nuestra izquierda veremos la calle Llevant por la que seguiremos continuando en unos metros por la Ronda Est, hasta su finalización en donde buscaremos un lugar en donde aparcar nuestro coche para dar comienzo a nuestra ruta de hoy.

Descripción de la ruta:
Esta semana la ruta discurre por las cercanías de Belgida.
Os invitamos a dar un paseo por la parte alta del término de Bélgida hasta el área recreativa de la Font Freda, situada en el corazón del Paraje Natural Protegido de la Ombria de Benicadell. Un sendero que transita por antiguos caminos de herradura y barrancos llenos de historia, rodeados por antiguos asentamientos musulmanes como Muntis. Disfrutaremos de unas panorámicas diferentes de la comarca sin perder de vista la cima imponente del Benicadell asomando por el levante. Vigilados por el castillo de Carrícola despuntando a poniente, y rodeado por antiguas masías agrícolas como la casa de Muntis y la de la Plana en Bèlgida. Conoced el horno de cal que encontrarás a la vera de la senda de subida a la Font Freda. Un punto emblemático donde vale la pena subir para disfrutar del entorno, las vistas privilegiadas, y el agua fría de la fuente.
Comenzamos nuestro recorrido desde el final de la población en la Ronda Est. Comenzamos caminando por nuestra izquierda por el Camí de Carricola, camino asfaltado, con dirección a la Font Freda. Cruzaremos el Barranc de Belgida y continuamos por la izquierda del barranco por el Camí de Muntis, que discurre paralelo al Barranc de la Font Freda. El camino de nuestra izquierda antes de cruzar el barranco será por el que regresaremos. Seguimos por este camino y llegaremos al cruce del barranco de La Plana con el de la Font Freda, que es el que seguimos paralelos a su trazado de una forma mas o menos cercana. Pronto llegaremos al final del asfalto, justo en donde encontramos una bifurcación con información sobre la casa de Muntis, ambos camino conducen hacia la Casa de Muntis, y nosotros decidimos tomar el de nuestra derecha. Al llegar junto a la casa nos desviamos por nuestra izquierda bordeandola hasta llegar junto a la puerta de entrada junto a la carretera.
La Casa de Muntis, fue construida sobre las ruinas de antiguo despoblado de Muntis, dependiente del castillo de Carricola en tiempos de la conquista. Una antigua alquería musulmana que quedaría abandonada a partir de 1499 cuando sus habitantes fueron obligados por los Bellvís a repoblar el pueblo de Bélgida, junto al resto de los moros de las alquerías y rafales próximos, como Suagres, Torralba y Micena.
Casa de Muntis
Buena prueba del asentamiento musulmán de la masía de Muntis son los restos de las vasijas de grano y la necrópolis localizadas cerca de la casa. El alcabor y la fuente de la masía, junto con las aguas del nacimiento del barranco de les Coves y la Font Freda, eran conducidas desde época musulmana y hasta bien entrado el siglo XVIII, mediante tubos de barro y arcadas como la de Carrícola hasta el alcázar y la alquería de Bélgida.
La masía agrícola que ahora observamos fué edificada en el año 1857, cuando la demanda europea de aguardiente disparó los precios del vino y favoreció la extensión de la viña por toda la Vall d’Albaida. Se consolidó entonces un paisaje de cepas de viña y masías de terratenientes como el de Muntis, Suagres y la Plana.
Continuamos nuestro recorrido cruzando la carretera CV-615 y continuando por un camino cementado frente a nosotros y que discurre en ascenso entre plantaciones de naranjos. Pasaremos junto a una balsa de riego y unos metros mas adelante junto a un deposito de agua, que nada mas rebasarlo encontraremos un poste que nos desvía por nuestra izquierda con dirección al mirador y a la Font Freda.
Ahora comenzamos un bonito tramo de senda que haciendo varios zig-zag nos ira ascendiendo, pasaremos junto a un antiguo horno de cal.
Los hornos de cal se encuentran integrados en el paisaje, normalmente camuflados bajo la masa vegetal, o poco visibles por su estado de derrumbe. Mayoritariamente se encuentran abancalados o a pie de sierra, incluso en medio de la misma. Se solía buscar el desnivel de una vertiente de la sierra o de un morro o el talud de salida de un barranco para abrir el cuerpo cilíndrico en el sustrato compacto y ahorrar así, parte de la obra de fábrica del muro circundante. Pese a esto, también se encuentran algunos en el llano. De esta manera, la ubicación de los hornos tradicionales solía ser próxima a yacimientos o puntos de extracción de las materias primas, la piedra y la leña. Cerca del horno había una barraca utilizada como refugio durante la quema, cuando el horno debía estar atendido sin interrupción. Los hornos solían consistir en un vacío cilíndrico, la “olla”, descubierto por la parte superior y que tiene una entrada frontal muy pocas veces cubierta por un porche, que secciona el muro circundante y delimitador de la propia cavidad crematoria. Los flancos del muro, a los lados de la entrada, se denominan baluartes; encontramos hornos con muro de fábrica de piedra obrada con mortero y otros más modernos hechos o rehechos por dentro con ladrillo cocido. Procesos de elaboración: La capacidad de los hornos oscilaba entre las 30 y 50 toneladas de piedra viva, aunque los podía haber más grandes. El primer paso para la elaboración consistía en armar la hornada, es decir, colocar la carga calcárea dispuesta para aplicarle el proceso de cocción. La piedra se tenía que extraer o recoger, seleccionarla y clasificarla según el tamaño. Se tenía que quebrar diestramente para preparar las piedras que conformarían la bóveda, sujetando el resto de la carga y dejando libre el receptáculo interior que tenía que alojar la combustión. Del proceso de quebrado de estas piedras surgían los “calços” y el “arrimaparet”, es decir la piedra menor con la que se llenaban los huecos dejaban las piedras más grandes en el interior del horno. Una vez el horno estaba lleno de piedra, ordenada meticulosamente, hasta el nivel superior de la pared circundante, se completaba la carga haciendo un “caramull” al estilo de una cúpula denominada “cóp” o capucha. El trabajo de montaje podía alargarse hasta casi una semana.
La duración de la quema era relativa, dependiendo del tipo de leña y piedra utilizada, del tamaño del horno, etc. No obstante, normalmente se empleaban unas 72 horas quemando ininterrumpidamente. Los calcineros hacía turnos día y noche para controlar la quema, hasta que las llamas que salían por la capucha presentaban una coloración azulada y el color de la piedra adquiría la tonalidad propia de la cal. Esta era la señal del final de la cocción. Una vez el horno se había enfriado, se tenía que sacar la cal y ensacarla o triturarla. El vaciado del horno se hacía de forma manual, comenzando por el centro del “cóp”. Era un trabajo duro, pues el horno conservaba todavía una elevada temperatura.
Continuamos ascendiendo y comenzamos a divisar el mirador y un poco mas arriba la Font Freda. Una vez llegados al mirador nos detenemos a disfrutar un momento de las magnificas y extensas vistas, y continuamos ascendiendo unos metros mas para llegar al área de descanso de la Font Freda.
Font Freda
Magnifico lugar para detenerse a reponer fuerzas, pero nosotros tenemos previsto hacerlo algo mas adelante.
Salimos de la fuente por nuestra derecha por una pista ancha y llegamos a pasar junto a una cruz, aquí encontramos un cruce en donde continuaremos por nuestra derecha por la pista en descenso, hasta llegar junto a una casa en donde nos desviaremos por una senda a nuestra derecha, señalizada con un poste bajo. Esta senda después de unos pocos zig-zag nos deja en el cruce con una pista en donde veremos en la parte baja y algo a nuestra izquierda unas escaleras para descender hasta la Font del Melero. 
Font del Melero
En una de sus mesas nos detenemos para reponer fuerzas con nuestros almuerzos de costumbre. Una vez hemos finalizado regresamos a la pista y continuamos descendiendo por nuestra derecha por la pista. Llegaremos junto a un panel informativo y junto a el una senda escalonada que desciende hacia el castillo. Llegamos al castillo y lo rodeamos para no perdernos nada.
El Castillo de Carrícola, está construido en la Sierra de Benicadell, sobre una roca, en la parte izquierda del barranco del Paraje Natural Protegido la Ombría del Benicadell, en el municipio de El Palomar, de la comarca del Valle de Albaida, de la provincia de Valencia.
Este Castillo recibe su nombre por estar junto al pueblo de Carrícola. Forma parte de la línea defensiva de castillos que se dispersan en la sierra de Benicadell, y que controlaban el paso hacia Alicante por Salem, Albaida y Carrícola. Estas fortificaciones estaban ancladas en las laderas de las montañas o en la cima de los montes más bajos, y normalmente eran de planta irregular, ya que tenían que adaptarse al terreno. La técnica utilizada para su construcción, es de encofrados de mortero duro (mampostería y argamasa). Puede datarse entre los siglos X-XII (hay autores que aproximan la fecha de su construcción a los años 1249-1257, bajo el periodo almohade, lo cual se ve reforzado por conservar características típicas islámicas para este tipo de fortalezas, en forma de torre vigía. Además, la primera noticia que tenemos de esta fortaleza está en uno de los registros de la Cancillería Real, datado en el año 1258, en el cual aparece como responsable encargado del mantenimiento y custodia de dos castillos (el de Pencadell y el de Montes), Romaeu Martí, el único alcaide. Más tarde, en otro documento del año 1259, ya no se habla de castillo, sino de torre, en un término al cual están adscritas dos alquerías mudéjares, esta caracterización de torre se asemeja más a la construcción que conservamos hoy en día. Esta fortificación pertenecería a una construcción feudal, realizada después de la Reconquista (a mediados del siglo XIII), por orden del caballero catalán Ramón de Timor, por concesión de Jaime I de Aragón, señor de estos territorios formados por las alquerías islámicas de Carrícola y Timor. La fortaleza, con el transcurrir de los años, pasó por diversos propietarios, hasta que finalmente, quedó vinculada a la baronía de Albaida. A partir de este momento, comienza la decadencia de la fortaleza al perder progresivamente sus funciones, hasta quedar totalmente abandonada.
Castillo de Carricola
  Está formado por una torre y un patio de armas, con una superficie total de 195 metros cuadrados. La torre, de planta rectangular, tiene unas dimensiones de 6 metros de lado mayor, 3 metros de lado menor, así como 7 de altura, presentando también una base de 10 metros de largo por 5 metros de ancho. El remate superior todavía conserva restos de antiguas almenas. La entrada a la fortificación se hace mediante una puerta, con un arco en muy mal estado de conservación, abierta en la fachada principal. La escalera de acceso a los niveles superiores ha desaparecido, así como el forjado, aunque quedan restos de la existencia de estos elementos. En el año 2008 se inicia la restauración y puesta en valor de la torre y en 2009 se inicia la excavación arqueológica de la misma, así como la consolidación arquitectónica del conjunto, a concluir en años posteriores.
Desde el castillo comenzamos a descender y pasaremos por un desvío a nuestra izquierda hacia el Aljub del Castell, que ya visitamos en otra pasada ocasión, así que continuamos descendiendo por nuestra derecha por una muy arreglada senda. Vamos descendiendo por el Barranc del Castellar y pronto llegaremos a la Font dels Unflats, compuesta de una construcción con numerosos rostros humanos representados con los carrrillos hinchados, fue hecha utilizando como base auténticas caras de entre los vecinos de Carrícola. Desde esta fuente iremos encontrando a lo largo del descenso innumerables obras de arte unas mas conocidas que otra como la Tia Figa, de una estatua con forma de mujer de colores verdes y una textura semejante a las hojas de la higuera, situada al otro lado del barranco, junto un murete construido en el cauce del barranco que aparenta ser un azud. Veremos una araña, un escarabajo, e infinidad de curiosidades. Mas adelante encontramos la Biblioteca de la Vall d’Albaida, una escultura formada por treinta y un libros apilados en forma de escalera de caracol. Tiene la peculiaridad de qué cada libro tiene el título de un pueblo de la comarca de la Vall d’Albaida. La escultura está hecha con madera barnizada y está situada cerca del camino, rodeada de árboles.
Dejamos atrás el recorrido por el barranco y llegamos a la ermita dedicada al Cristo del Calvario se halla a los pies de la colina donde se levanta el antiguo castillo.
Esta ermita fue construida en el siglo XIX, y su estado de conservación, así como el del Calvario que se extiende frente a ella, es bueno. Es un templo de reducidas dimensiones, de planta cuadrada y cubierta de tejas a doble vertiente. El acceso es adintelado y se ha sustituido la puerta original por una antiestética puerta moderna de plancha con un un amplio enrejado romboidal. En las esquinas de la cornisa, sobre el vuelo del alero, hay dos adornos de piñas, y sobre el remate rectangular del hastial se curva un simple arco de hierro que sostiene la campana. Un gran farol de forja y un zócalo gris son los únicos adornos de la fachada.
Ermita del Cristo del Calvario
El interior se cubre con bóveda peraltada y tras el altar de obra se halla la hornacina donde se venera la imagen del Cristo del Calvario, contemporánea de la construcción de la ermita. Existen también otros grabados y oleografías.
Continuamos descendiendo por la cuesta empedrada del Calvario con las tradicionales estaciones del Vía Crucis. Seguimos por el Carrer del Trinquet atravesamos la población abandonándola por la calle Jornet Perales pasando junto al lavadero. Después de unos 400 metros nos encontramos con un desvío a nuestra izquierda que pasamos de largo y por el segundo desvío situado casi a continuación sera por donde nos desviaremos por nuestra derecha para sin abandonar este camino llegar al cruce de loa barrancos de la Font Freda con el de Belgida. En este cruce comenzaremos a deshacer el camino de ida que nos llevara hasta el punto de partida, en donde daremos por finalizada nuestra ruta de hoy.
Gracias por la ayuda en la descripción de la ruta a www.belgida.es www.ermitascomunidadvalenciana.com es.wikipedia.org www.valenciaterraimar.org
Hasta pronto.


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