lunes, 25 de enero de 2021

Lliria - Puntal del Llop - Castellet de Bernabé

Vistas desde el Mirador del Llop
Fecha: 24/1/21 
Tipo de ruta: Circular
Lugar de inicio: Lliria, El Camp de Túria, Valencia 
Hora de inicio: 7 h 49 min
Duración: 3 h 39 min
Distancia: 10.87 Km
Dificultad: Media-Baja 
Altura mínima: 600 m
Altura máxima: 1042 m
Indice IBP: 60
Calificación (1-10): 8
Recorrido: Lliria, rotonda del Pi – Cami del Cavalló de l’Olivera – Rambla de Casa Carlos – Barranco del Cerro Pital – Puntal del Llop – Finca el Valle – Navajo del Tuto – CV-339 – Poblado Ibero del Castellet de Bernabé – CV-339 – Lliria, rotonda del Pi.
Datos técnicos:

Cómo llegar:
Salimos de Algemesí por la calle Valencia por la carretera CV-42 con dirección a Valencia, para enseguida tomar la entrada a la antigua autopista de peaje AP-7, continuando con dirección a Valencia, por esta autopista enlazaremos con la autovía A-7, hacia Sagunto, y una vez hayamos pasado la población de La Cañada, nos desviaremos a nuestra izquierda por la CV-35, Autovía de Ademuz, con dirección a San Antonio de Benagéber, después pasaremos las poblaciones de La Pobla de Vallbona y Lliria y después de rodear esta ultima población nos desviaremos a nuestra derecha tomando la salida 27A por la CV-339, con dirección a Alcublas. Nos encontraremos con una primera rotonda en donde continuaremos recto por la CV-339. En unos metros mas adelante nos encontramos con una segunda rotonda en donde seguiremos recto de nuevo. Después de unos kilómetros y sin abandonar la CV-339, llegaremos a una nueva rotonda conocida con el nombre de Rotonda del Pi, y este serás el lugar en donde buscaremos sitio en donde poder aparcar nuestro coche y dar comienzo a nuestra ruta de hoy.

Descripción de la ruta:
Esta semana la ruta discurre por las cercanías de Llíria.
Básicamente este recorrido transcurre casi en su totalidad por el PR-CV 258 del que se sale en un par de tramos no muy largos recorriéndoles campo a través. Se puede hacer perfectamente este recorrido circular sin dejar el PR, lo que quizás reduzca un poco la ruta en kilometraje, pero tal vez gane en belleza. El primero de estos puntos sería bajando del puntal del Llop. Antes de llegar al collado del LLop, una estaca nos marca una senda en descenso por la ladera de la vertiente este del puntal del Llop que nos evitará un tramo sin marcas. El otro punto estaría casi al final de la ruta, en la salida a la CV-339. En este track, apenas salimos a la carretera y la cruzamos, nos desviamos a la izquierda para buscar el Castellet de Bernabé campo a través. Si seguimos el trazado del PR, nos evitaríamos este tramo también sin marcas.
Empezamos el recorrido en la rotonda del Pi, en el km 16 de la carretera CV-339 de Liria a Alcublas. En la primera salida, podemos dejar el vehículo junto a un olivo. Desde aquí iniciamos nuestro recorrido, por una amplia y llana pista que nos llevará a cruzar el Barranco de la Casa de Carlos. A partir de aquí seguiremos el Camino del Cavalló de l'Olivera en pendiente continuada, aunque bastante llevadera que nos llevará cruzar el barranco del Cerro Pital, y siempre sin abandonar la pista principal, dejando las salidas que iremos encontrando tanto a derecha como a izquierda. Seguimos hasta llegar al collado del Puntal del LLop. 
Collado del Puntal del Llop

Aquí nos desviamos a la derecha para acercarnos al Puntal de Llop, en donde encontraremos un mirador que nos facilitara el disfrute de unas excelentes vistas. Pasaremos junto a una estaca con las señales de PR a nuestra izquierda, frente al poste que nos indica la dirección al Mirador, que debemos seguir. Unos metros mas adelante pasaremos junto a unos corrales en ruinas y junto a el unos metros mas adelante, un bebedero para animales. Seguimos ascendiendo por esta pista hasta llegar al Mirador del Puntal del Llop. 
Volvemos sobre nuestros pasos y al poco de pasar el corral en ruinas, y frente al poste de el Mirador, a nuestra derecha encontramos con la estaca que nos marca un sendero que baja por nuestra derecha, por la ladera este del Puntal. Al principio la ruta parece algo dudosa, aunque hay claros trabajos de limpieza del suelo, en algunos momentos parece que estamos volviendo hacia el mirador. Falsa alarma, el sendero baja lentamente y pronto aparecen los árboles. Al principio la pinocha cubre el suelo, haciéndolo algo resbaladizo, pero no hay sensación de peligro y poco a poco el sendero se hace magnífico, siempre señalizado con las marcas blancas y amarillas del PR.
Llegamos al cruce con una pista en donde seguimos por nuestra derecha, ahora de nuevo con marcas del PR. A la salida de una de las curvas y a la derecha de la pista en uno de los pinos podremos observar un hermoso ejemplar de Escoba de Bruja. Una escoba de bruja o es un tipo de enfermedad o deformidad en una planta leñosa, típicamente un árbol, en la cual la estructura natural de la planta se ve modificada. Una masa densa de brotes crecen a partir de un punto único, y la estructura resultante se asemeja a una escoba o nido de un ave. 
Escoba de Bruja

Durante siglos, el motivo de estas deformaciones tumorales ha constituido un misterio, por lo que no es raro que se denominen popularmente escobas de bruja. Hasta hace pocos años no se conocía su desencadenante: un organismo procariota a mitad de camino entre los virus y las bacterias, algo más complejo que los plásmidos que infectan las bacterias, y que se ha convenido en denominar fitoplasma o plásmido vegetal.  
Cruzaremos un pequeño barranquillo y continuamos siempre por la pista y acompañados de las marcas blancas y amarillas. Pasaremos más adelante por la puerta de la finca "El Valle", en donde veremos una pequeña mesa junto a su entrada pero nosotros pasaremos de largo sin abandonar la pista y unos metros mas adelante, a nuestra derecha veremos un poste bajo con señales blancas y amarillas, que nos indica la senda por la debemos continuar. Seguimos esta senda bien señalizada que nos conducirá rodeando esta finca de nuevo a una pista en otra entrada menos usada de la finca, y en donde seguiremos hacia nuestra izquierda. Unos metros mas y llegamos al lugar elegido para reponer fuerzas con el acostumbrado almuerzo, que como siempre regaremos con buen vino y remataremos con un par de carajillos para seguir con el buen tono de la charla, que nos acompañará durante el resto del camino.
Volveremos a tomar el camino del Cavalló de l'Olivera que entre campos de olivos, algarrobos y almendros, pasaremos junto al Navajo del Tuto, una charca bebedero para animales. Continuamos con la misma pista que nos conducirá a un nuevo cruce en donde continuaremos por nuestra izquierda y en unos metros más llegaremos al cruce con la carretera CV-339, aproximadamente en el Km 15 (uno antes del punto de inicio).
Cruzaremos la carretera, continuando por nuestra derecha, y aquí tenemos la opción de seguir por la carretera hasta encontrar la entrada oficial que nos subiría hasta el Castellet de Bernabé, o como haremos nosotros en esta ocasión, acortar un poco y subir campo a través, por la segunda entrada a los campos que veremos a nuestra izquierda saliendo al aparcamiento que se encuentra escasos metros antes del Castellet de Bernabé y desde aquí nos acercaremos al poblado ibérico. La puerta estaba cerrada con una cadena , pero junto a ella un tramos de la verja se encuentra roto lo que permite la entrada sin ningún problema, por lo que pudimos entrar a visitar las ruinas.
El poblado del Castellet de Bernabé, con una superficie de unos 1.000 metros cuadrados, estuvo habitado entre el siglo V a.C. y el siglo III a. C., coincidiendo el final de su ocupación, atestiguado por la presencia de cenizas en los estratos excavados, con la consolidación del dominio en el territorio por parte de la República romana.
El poblado ibérico del Castellet de Bernabé ocupa un altozano poco prominente asentado en las estribaciones noroccidentales de la Sierra Calderona, en el paraje conocido como La Concordia.
Las excavaciones sistemáticas del yacimiento arqueológico han descubierto un poblado de calle central, de planta pseudo rectangular, con unos 1.000 metros cuadrados de superficie, unos 70 por 15 metros, completamente amurallado. Un camino enlosado recorre la ladera occidental del cerro hasta una puerta principal de dos batientes donde se aprecian testimonios de circulación de carros por carriladas y guarda cantones.
Intramuros, una plaza de planta triangular rodeada de espacios de servicios como la almazara, fragua, granero, bodega, distribuye la circulación hacia los demás sectores del hábitat: viviendas y despensas distribuidas a ambos lados de la calle central así como una residencia aristocrática de 5 habitaciones que ocupa el cuadrante nordeste del recinto, y que se comunica directamente con el exterior por una segunda puerta de dos batientes.
El estudio cuidadoso de los escombros que incluyen adobes, vigas calcinadas y trozos del terrado, ha permitido restituir tres modelos arquitectónicos diferentes en el poblado, que son: la casa de una sola planta con acceso directo desde la calle; y la casa de dos plantas, a menudo un semi sótano, al que se baja desde la calle, cubierto por un entresuelo. La presencia de escaleras de mampostería adosadas a las fachadas de algunas plantas bajas confirma el uso de primeras plantas.
Los hallazgos atestiguan un protagonismo femenino masivo dentro del poblado. Entre las actividades, la textil aparece de forma sistemática en los espacios aristocráticos, confirmando que constituía para sus mujeres una ocupación emblemática, simétrica al manejo de las armas para los hombres. Inversamente, la comunidad masculina no ha dejado huellas explícitas dentro del poblado y aún suponiendo que gran parte de sus jornadas transcurrían en los campos, puede sospecharse que los varones de la clase gentilicia se hallaban ocupados en el abanico de actividades lúdicas, cinegéticas o guerreras que conocemos por las figuras de las cerámicas pintadas de Llíria. Las comunidades campesinas que abastecían a la clase gentilicia habitaba en pequeñas aldeas cercanas y ubicadas en lugares que favorecieran la realización de las actividades agrícolas, tales como La Torre Seca (Casinos).
Este reparto de papeles parece otorgar la responsabilidad de la gestión de la finca, no al aristócrata terrateniente, sino a su esposa. La literatura en general y la mitología en particular confirman este guion de esposa tejedora y gestora de los bienes propiedad de un esposo absentista entregado a la gloria de las armas.
La remoción de los suelos del poblado durante la campaña de consolidación ha revelado más de 20 tumbas infantiles dispuestas en las esquinas de algunos departamentos. La edad de las criaturas deja sospechar la existencia de ritos de paso en la primera etapa de la vida. Dado que los hallazgos de mayor edad no sobrepasan los 6 meses, suponemos que a partir de esa edad ya compartían el mismo espacio funerario de los adultos, reflejando una plena integración en la sociedad; el tratamiento otorgado a los neonatos permite suponer que ni siquiera eran considerados como seres humanos.
Pan, vino y aceite constituían la base de la producción agrícola. Estos detalles se conocen porque el incendio que puso punto final a la ocupación humana del poblado quemó numerosos restos vegetales que se han conservado carbonizados hasta nuestros días. Semillas de cebada, huesos de aceitunas, pepitas de uva, de higos, de manzanas o bellotas atestiguan las principales especies cultivadas y recolectadas. 
Castellet de Bernabé

Las acumulaciones de semillas en determinados espacios delatan áreas de actividad relacionadas con la elaboración de vino o la molienda de harina. En uno de los departamentos, por ejemplo, sin más hallazgos que un suelo cubierto de pepitas de uva, podría haber sido una bodega. Los restos de fauna recuperados en la calle y los basureros atestiguan una cabaña de cabras, ovejas, cerdos y algo de ganado bovino, completado eventualmente con el ciervo procedente de la actividad cinegética. La colección de cerámicas halladas en las excavaciones incluye grandes artefactos cilíndricos, que las comparaciones etnográficas identifican como colmenas y que permiten considerar la apicultura como una de las principales actividades de recolección de los pobladores.
El incendio final del poblado, que queda atestiguado por la presencia de potentes capas de escombros y cenizas repletas de materiales arqueológicos, describe toda la crudeza de una destrucción violenta, un saqueo sistemático y una defensa atrincherada tras el portón principal tapiado, donde fueron hallados restos de armamento. Al parecer, la existencia de dos puertas de acceso al poblado fue la circunstancia que debilitó considerablemente las posibilidades de defensa del mismo. Los moradores esperaban un ataque, el segundo en poco tiempo, y construyeron un muro de mampostería en la rampa de acceso frente al portón principal.
De hecho, los hallazgos arqueológicos del sector de la entrada revelan testimonios de la defensa: una empuñadura de caetra (escudo redondo de los iberos).
En la vertiente opuesta del poblado, el incendio del porche de la segunda entrada queda atestiguado por un enorme rastro de fuego en suelo y paredes. Es fácil imaginar que mientras unos combatían ante la primera puerta, otros provocaron un incendio en la segunda, que se extendió por todo el poblado. Los hallazgos de ánforas y tinajas rotas en la plaza central, fuera de las despensas, revelan con gran realismo un saqueo en toda regla. No podemos ser muy optimistas respecto del destino de los habitantes del poblado del Castellet de Bernabé, ya que nadie volvió a reconstruir el poblado; el muro defensivo que impedía la circulación de carros hacia el interior del recinto no fue desmantelado.
Tras visitar el Castellet, regresamos hasta el aparcamiento y ahora continuamos recto por la pista que se dirige a la carretera y unos metro antes de llegar a ella, veremos un poste que nos desvía por nuestra izquierda por un camino que discurre paralelo a la carretera y que acaba saliendo a ella unos metros antes de la rotonda del Pi, donde finalizaremos nuestra ruta hoy.
Gracias por la ayuda en la descripción de la ruta a caminandohacialasalturas.blogspot.com y es.wikipedia.com
Hasta pronto.

TRACK

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