lunes, 29 de abril de 2019

PR-CV 454 Sendero Xiqui

l'Énova
Fecha: 28/4/19
Tipo de ruta: Circular
Lugar de inicio: l'Énova, La Ribera Alta, Valencia
Hora de inicio: 8 h 25 min
Duración: 4 h 53 min
Distancia: 14,02 Km
Dificultad: Media-Baja
Altura mínima: 40 m
Altura máxima: 183 m
Indice IBP: 40
Calificación (1-10): 7
Recorrido: Parking del Calvario – Ermita del Calvari – Cruce carretera CV-575 Puerto del Sapo – Creu Alta – Loma Baladre – El Cabezo – El Perdut – Pozo Collado – Área recreativa Pi de Ambrosio – Cueva de los Frailes – Els Francs – Barranco Largo – Cantera y vías del AVE – Yacimiento Villa Cornelius – l'Enova – Parking del Calvario.
Datos Técnicos:

Cómo llegar:
Saldremos de Algemesí por la CV-42, para dirigirnos hacia Alzira, para desde allí, y antes de salir de la población nos desviaremos a nuestra derecha para seguir por por la CV-41 con dirección a Carcagente, población que bordearemos dejándola a nuestra izquierda y dirigiéndonos hacia La Pobla Llarga, la que dejaremos también atrás sin abandonar la CV-41. Pasaremos junto a la población de San Juan de l'Enova, y poco después llegaremos a Manuel, en la primera rotonda nos desviaremos pos nuestra izquierda por la CV-575 con dirección a l’Enova. Pasaremos una nueva rotonda continuando recto, y en la segunda rotonda nos desviamos a nuestra derecha. entraremos en la población por la calle Travesia para llegar al cruce con la calle Major en donde continuaremos por nuestra izquierda, nada mas pasar una farmacia a nuestra izquierda nos desviaremos por nuestra derecha por la la calle San Calvari hasta el final de la misma y continuaremos por nuestra izquierda por la calle Poligono N.º 01, para llegar a una zona de aparcamiento en donde dejaremos nuestro coche para dar comienzo a nuestra ruta de hoy.

Descripción de la ruta:
Esta semana la ruta discurre por las cercanías de l’Enova.
El punto de partida de esta ruta se encuentra justo en el panel informativo que hay emplazado al final de la Calle Sant Antoni, dentro de la zona habilitada para el estacionamiento de vehículos.
Comenzamos dirección por nuestra izquierda, hacia la Ermita, por el camino que hemos llegado, pasaremos junto a una fuente y después de unos metros en ligero ascenso, llegamos a la Ermita del Calvari, situada a 95 metros de altitud.
En el año 1886 se trasladó el Vía Crucis al lugar que ahora ocupa, ocupando la ladera de ese cerro. Posteriormente el rector de la parroquia, mossén Romàn Quilis, impulsó la construcción de una ermita como remate del Calvario. Este templo probablemente debía ponerse bajo la advocación del Cristo de la Salud pero las obras no se concluyeron y con la marcha del párroco en 1900 el proyecto quedó abandonado y olvidado.
Lo que llegó a levantarse de esta inacabada ermita fue afianzado en unas obras realizadas en 2005, en las que se rehizo parte de la fachada.
A pesar de hallarse incompleta y abandonada se recomienda especialmente su visita, ya que el pequeño esfuerzo que supone el ascenso por la zigzagueante senda del Calvario vale sobradamente la pena. A lo evocador de las ruinas de la ermita y a los insólitos casalicios de bloques de piedra labrada con remate semicircular y flanqueados por estilizados cipreses hay que añadir que desde este emplazamiento se disfruta de una excelente vista sobre el pueblo y buena parte de la comarca.
Su planta era de cruz latina, con los brazos del crucero de poca profundidad, y se emplearon para su construcción mampuestos y ladrillos. A través del que sería el acceso puede contemplarse el interior, sin techo. Permanecen el pie los arcos fajones de la derruida bóveda y de las capillas laterales.
Ermita del Calvario
Desde la Ermita tomaremos la senda en ascensión hasta llegar a la parte alta en donde encontraremos un poste que nos dirige hacia nuestra izquierda con dirección a la conocida popularmente como La Creu Alta, trayecto de 1 kilómetro y 500 metros, donde cruzaremos por diferentes sierras, como la sierra Valiente, o la sierra llamada La Lloma, hasta llegar y cruzar también por el muy conocido Port del Sapo, (Carretera CV-575). Una vez en la “Creu Alta”, ubicada a unos 104 metros de altitud, podemos contemplar unas vistas realmente maravillosas.
Después, iremos subiendo dirección al Cabeço situado a 180 metros de altitud, siendo este punto el más alto de todo el recorrido. Durante este último tramo de 1 kilómetro y 250 metros de longitud, pasaremos por el antiguo Campo de Tiro de Palomas, siguiendo por nuestra derecha, así como por la pista de aterrizaje, donde suelen aterrizar las avionetas encargadas de la fumigación para el control de plagas. Además de las vistas ya mencionadas, también podemos disfrutar, de una de las cordilleras más importantes de toda la Comunidad Valenciana, el Montdúver en la comarca de la Safor, de 841metros de altura.
Durante todo este recorrido de aproximadamente 3 kilómetros, pasaremos por diferente montañas del término municipal, como la montaña llamada El Perdut (126 metros de altitud). Después de un buen rato de descenso llegaremos al cruce con un camino cementado que por nuestra izquierda nos llevará a la zona forestal conocida como el Pi d’Ambrosio. El Pi d’Ambrosio, se trata de un paraje natural de gran valor medioambiental, muy apreciado por todos los vecinos y vecinas de Énova.
Siendo la zona donde la gente suele ir a pasar el día en contacto con la naturaleza, cuidando y disfrutando de este privilegiado entorno natural. Actualmente esta zona esta mínimamente condicionada con paelleros homologados, así como varias fuentes de agua potable.
Desde Pi d’Ambrosio, después de un merecido descanso, iniciaremos el camino de vuelta hacia el pueblo de Énova.
Cogemos el camino asfaltado hasta pasar un chalet a nuestra izquierda y poco después el camino gira a nuestra derecha, lugar en donde nosotros tomaremos la senda dirección por nuestra izquierda. Durante este tramo de senda, nos encontramos con las marcas de las calzadas Romanas.
Las llamadas “carriladas”, son las marcas de una una vía perpendicular a la Vía Heraklea (Camino de Hércules) durante la Edad del Bronce, y que posteriormente, los romanos la rebautizaron como Vía Augusta.
Esta vía en época ibérica, unía el interior de la península con el mar, conectando directamente la antigua ciudad Saiti (Saetabis romana) con la ciudad de Dianium (actual Dénia).
Estas carriladas están muy marcadas en la roca a causa del tráfico continuo de los carros, al compararlas con otras, como las encontradas en el camino de Edeta y Arse, entre otras características, la distancia entre ejes de las ruedas, confirma que datan de la misma época, la época ibérica.
A l´Énova, este camino se aprovechó durante siglos debido a las explotaciones romanas, al pasar por delante de la pedrera se utilizaban para sacar la producción de mármol, al tiempo que también servía para conectar la maravillosa Villa Romana con la resto del mundo.
Las Carriladas
Poco a poco vamos cogiendo altura hasta llegar al desvío de la “Cova dels Frares”, a nuestra izquierda. Después de visitar la cueva regresamos al desvío y continuaremos ahora por nuestra izquierda.
Siguiendo esta senda, ahora en sentido de bajada, iremos a encontrarnos con un tramo de pista de cemento, hasta llegar a casa Andreu. Justo aquí, continuaremos por nuestra derecha. Bajando nos encontraremos con un cruce de caminos, conocido como Els 4 Camins, continuaremos por nuestra izquierda, y lo dejaremos unos metros más adelante por nuestra izquierda, para llegar finalmente a una de las maravillas históricas más grandes de l’Énova, la milenaria Pedrera Romana, que según el arqueólogo de Catarroja, Miquel Martí, afirmó haber descubierto una antigua cantera de mármol, de la cual aseguró que es ‘‘la segunda más importante de la época romana en la Península Ibérica’’. A escasos 2500 metros de la villa romana está situada dicha cantera de mármol, datada entre el siglo I y III, y que durante la Edad Media se convirtió en una de las más importantes de toda Europa. 
La pedrera romana
Desde la Pedrera Romana, continuaremos por nuestra derecha por senda e iremos dirección al conocido como “Corral de Nelo”, pasaremos junto a unos grandes bloques de piedra y seguiremos la senda en dirección a la nueva Pedrera, generada ésta durante la extracción de la piedra necesaria para los movimientos de tierras para la construcción de las vías del tren de alta velocidad. Bajaremos por el lateral de esta nueva pedrera. Bordeamos la carretera, hasta llegar al cruce donde está la señalizada la dirección de la “Villa Cornelius”. Caminaremos junto al trayecto ferrocarril en dirección al Cementerio Municipal, para poder llegar a la que podría ser la joya de esta ruta, que és la Villa Romana, “Villa Cornelius”.
En septiembre del 2003 vieron la luz los restos romanos de la denominada Villa de l'Ènova. Los trabajos previos realizados para la construcción de la vía del AVE en el municipio de l'Ènova junto al cementerio, han hecho posible este hallazgo. Pero en la actualidad se encuentra cubierta por una protección de tela y recubierta de una capa de tierra, por lo que es imposible disfrutar de ella, una lástima.
Esta villa rústica, estaba en el “territorium” de la ciudad de “Saetabis” (Xàtiva), en la provincia“Tarraconensis”.
Se construyó en una llanura aluvial, entre el río “Sucro” (Xúquer) y su afluente el río Magre, muy cerca de la Via Augusta para facilitar el comercio de los productos procesados en la villa. Esta vía era el principal eje de comunicaciones desde Roma (Italia) hasta “Gades” (Cádiz) y atravesaba el territorio de “Saetabis” (Xàtiva) en dirección NE-SO. Estaba en un entorno natural privilegiado, rodeado de montañas con abundante agua, flora, fauna y tierras fértiles para el cultivo.
La villa se construyó a finales del siglo I dC y finalizó su uso en el segundo cuarto del siglo V dC. A lo largo de este período hubo varias fases de reformas tanto en la casa como en la zona de producción.
La propiedad o “fundus” de esta villa rústica, al igual que las del resto del “Imperium”, contaba con una vivienda y unos terrenos de explotación agropecuaria, situada en un espacio natural, bien aireado y próximo al mar. La casa, según nos describe Columela en el siglo I dC, debía tener una “pars urbana” o residencia, una “pars rustica” con instalaciones para las tareas agrarias y una “pars fructuaria” con dependencias artesanales y de almacenaje. Los hallazgos epigráficos de la villa y el estudio de sus contenidos aportan información sobre los habitantes y el papel que tenían en la casa.
En esta villa habitaron el dueño, su familia y la servidumbre, compuesta por libertos y esclavos. Conocemos sus nombres por los epígrafes votivos y funerarios.
Publius Cornelius Iuniani era el propietario de la villa porque en los textos funerarios consta como la persona que dedica y paga las inscripciones, práctica habitual en época romana. En la ciudad de Saetabis (Xàtiva) se encontró una inscripción honorífica tallada sobre un pedestal de estatua ecuestre que Publius Cornelius Iuniani le dedicó a su hermano, Marcus Granius Superstes. Ambos estaban emparentados por parte de madre con los Iunii de Saetabis. La gens más numerosa e influyente de Saetabis eran los Cornelii, que habían emparentado con los Iunii, ilustre gens o familia de la ciudad que figura en muchas inscripciones. Se trata, pues, de un personaje rico y bien relacionado, procedente de una de las gentes más influyentes de la aristocracia local.
La villa tuvo cuatro siglos de existencia desde su edificación a finales del siglo I dC hasta la caída de su techo y las paredes a mediados del siglo V dC. Su evolución urbanística tuvo varios momentos. Tras su fundación y más de un siglo de ocupación hubo una gran reforma que enriqueció decorativamente la casa. En el siglo IV dC se inició un proceso de degradación y cambió de uso hasta su abandono paulatino en el siglo V dC. Durante la antigüedad tardía la zona occidental de la villa se siguió utilizando con actividades agropecuarias, prolongándose como necrópolis hasta los siglos XI y XII.
La casa se construyó sobre una ladera con un patio central a través del cual se articulaban las habitaciones. Tenía dormitorios, comedores y salones, además de unos baños y un amplio jardín.
En la parte trasera de la villa había unas balsas para el procesado del lino y del esparto. El lino se cultivaba en los campos de la propiedad y el esparto silvestre se recogía en las montañas.
Una de las reformas más importantes se hizo a finales del siglo II dC, inicios del siglo III dC gracias al enriquecimiento obtenido por la producción del lino. La vivienda se embelleció con elementos decorativos lujosos como mosaicos policromos, revestimientos de mármol, esculturas importadas, etc. Además se ampliaron los baños y se erigió un templete de culto al dios Hércules. Las estancias se decoraron con elementos arquitectónicos de mármol local, esculturas importadas y pinturas murales. En la zona de producción se construyó una nueva balsa y un conjunto de estancias para el almacenaje.
La piedra elegida para el programa decorativo fue el marmol de Buixcarró o Saetabitanum, considerado en Hispania como uno de los de mejor calidad. Procedía de las canteras de Buixcarró (Barxeta, Valencia), situadas a 22 km de la villa. Este mármol se empleó en sus tres tonalidades, rosada, amarillenta y blanquecina, tanto en columnas como en pavimentos, umbrales y frisos, además de ser soporte para los textos epigráficos. Gran parte de las inscripciones funerarias y votivas de la villa se hicieron con este mármol, tal como se ha constatado en numerosos hallazgos de yacimientos valencianos, hispánicos e incluso itálicos.
Las habitaciones estaban decoradas con pinturas murales, de las cuales una parte se conservó in situ y la mayoría se encontró entre los derrumbes.
Los restos muestran motivos vegetales y geométricos enmarcados en paneles y cenefas, con una gama de variados colores, como rojo pompeyano, blanco, verde, ocre y negro.La decoración de las estancias se completó con mármoles importados, tanto para la arquitectura como para la escultura. Este mármol era de color blanco y de origen griego, itálico e hispánico.
Había tres pavimentos polícromos de teselas u opus tesselatum. Estaban decorados con motivos geométricos, vegetales y figurativos, enmarcados por cenefas. Las teselas, de entre 8 y 10 mm, tenían variados colores como el gris, amarillo, ocre y rojo.
Junto al jardín estaba el dormitorio principal formado por un conjunto de tres estancias. La entrada era un vestíbulo con un pavimento de mosaico policromado que daba paso a un dormitorio espacioso con un suelo de opus sectile o losas de mármol de Buixcarró y desde aquí se accedía a un pequeño vestidor.
La pavimentación de mármol tenía placas de diferentes medidas y colores formando combinaciones. El rodapié también era de mármol como el suelo, y presentaba los tres tonos de las diferentes vetas del mármol que se conocen en la cantera. Añadía baldosas de caliza negra creando una composición geométrica y cromática. Encima del zócalo de mármol en la pared oriental conservaba un revestimiento de estuco pintado. La decoración de pintura mostraba un fondo de tono anaranjado sobre el que se plasmaban líneas y trazos de color negruzco. La disposición y composición del suelo marmóreo marcan la división de la estancia en dos ambientes. El más grande lo constituían dos terceras partes del pavimento donde una disposición ajedrezada creaba un amplio espacio de salón y, al fondo, una franja rectangular de amplias placas enmarcaba el lugar para ubicar el lecho de descanso.
A mediados de siglo IV dC se dio un cambio en el uso y en la actividad productiva de la villa, dedicándose a tareas agropecuarias. Las estancias y las instalaciones se fueron descuidando lo que provocó el derrumbamiento del tejado y las paredes en la segunda mitad del siglo V dC. El hábitat en la zona continuó a lo largo de la Antigüedad Tardía tan solo en algunos puntos y en época islámica fue necrópolis durante los siglos XI-XII dC.
La casa tenía, en su lado oriental, un amplio hortus o jardín con pinos y rosáceas, al que se accedía desde el patio porticado y quedaba anexo al dormitorio principal.
En él se construyó, entre finales del siglo II dC e inicios del siglo III dC, un pequeño templo de culto doméstico porque la invocación a los dioses formaba parte de sus creencias y rituales religiosos, donde también se pedía prosperidad en sus negocios. Tenía una planta cuadrangular con acceso por el E, y en su alzado conservado había restos de estuco polícromo tanto en su interior como en el exterior. Había dos pequeñas balsas para libaciones y restos del pavimento de mortero de cal.
Dentro del templete había varios objetos relacionados con los rituales que se celebraban en él: tres esculturas, un ara votiva, tres lucernas o lámparas de aceite y cinco monedas. Las esculturas eran de mármol blanco y de reducidas proporciones. Una de ellas era una cabeza juvenil del héroe Hércules con la leontés sobre su cabeza; otra era un fragmento de figura o grupo atribuible a una vara de tirso asociada al dios Dionysos. De la tercera figura solo se ha conservado un pequeño brazo, posiblemente de varón, en mármol importado. El ara votiva, de arenisca local, tenía una inscripción dedicada a Hércules el invencible, Herculi Invicto. Las monedas de bronce eran de Constancio II y formaron parte de los últimos actos votivos realizados en la segunda mitad del siglo IV dC. Dejamos atrás la zona vallada, y por camino asfaltado iremos dirección al núcleo urbano, pasaremos junto a la piscina municipal y continuaremos por la calle Cervantes hasta la plaza País Valencia, en donde junto a la iglesia de Nuestra Señora de Gracia y por nuestra izquierda por la calle San Antoni llegaremos al punto de inicio en donde daremos por finalizada nuestra ruta de hoy.
Gracias por la ayuda en la descripción de la ruta a www.femecv.com y www.museuprehistoriavalencia.es y www.ermitascomunidadvalenciana.com
Hasta pronto.


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