Lugar de inicio: Otos, La Vall d'Albaida
Hora de inicio: 7 h 26 min
Duración: 3 h 48 min
Distancia: 9.17 Km
Dificultad: Media-Baja
Altura mínima: 286 m
Altura máxima: 638 m
Indice IBP: 49
Calificación (1-10): 8
Recorrido: Otos – Font de Dalt – Font de Baix – Senda general – Carretera CV-615 (Carricola-Benitajar) – Camino rural – Nevera de Tormo – Área recreativa del Bco. de la Mata – Depósito de agua – Senda del Barranco del Nacimiento – Nacimiento del Barranco de la Mata – Pista de la Umbria del Benicadell – Castillo de Carbonera – Barranco de Otos – Caseta del Forner – Camí de la Lloma de Llusian – Ermita de la Mare de Deu del Dolors – Otos.
Datos técnicos:
Cómo llegar:
Saldremos de Algemesí por la CV-42 con dirección a Alzira, para desde allí dirigirnos hacia Benimuslem por la CV-550 y desde allí con dirección a Alberique conectaremos con a la A-7, Autovía del Mediterráneo con dirección a Albacete. Tomaremos el desvío en CV-60 Carretera de Xativa-Alcoy, pasaremos por el túnel de la Olleria. Aquí tomaremos la salida n.º 410 con dirección a Gandía por la CV-60, continuamos por la CV-60, después de dejar atrás las salidas de l´Olleria y Montaverner llegaremos a un desvío hacia nuestra derecha, la salida n.º 11 y nos encontraremos con una rotonda en donde continuaremos por nuestra izquierda por la CV-616 con dirección a Otos. Sin abandonar esta carretera llegaremos a una rotonda en donde continuaremos recto para entrar en la población de Otos. Entraremos por la calle san Roque y antes de llegar a la Plaça Llaurador, aparcaremos nuestro coche para dar comienzo a nuestra ruta de hoy.
Descripción de la ruta:
Esta semana la ruta discurre por las cercanías de Otos.
Nos acercamos a la plaza y continuamos por nuestra derecha, por la calle San Antonio, y justo al inicio de la misma sale un camino estrecho a su derecha es el Camí de Belgida, que será por el que debemos continuar y pasaremos por delante del Lavadero Municipal o Font de Dalt. Llegamos enseguida a una bifurcación en donde continuaremos por nuestra derecha para cruzar el Barranc de la Mata y pasar en unos metros junto al lavadero y la Font de Baix. Continuamos por este camino, que encontramos bastante deshecho por las aguas, y en unos metros mas llegaremos junto al Mas de Suagres y allí mismo enlazamos con el Camí de Beniatjar, en donde continuaremos por nuestra izquierda, para en pocos metros más llegar al cruce con la carretera CV-616 en donde continuamos por nuestra derecha unos metros y nos desviamos por nuestra izquierda dejando la carretera y continuando por una pista cementada entre campos de cultivo.
Poco después pasaremos por el Corral del Frare, en ruinas pero con una casita junto al mismo en muy buen estado, y continuamos por el mismo camino para llegar en unos metros hasta la Nevera de Tormo.
Abrid bien los ojos, ya que oculta por la vegetación se encuentra a nuestra derecha una enorme nevera de hielo descubierta de 11 metros de diámetro. De planta circular, como el resto de neveras del Benicadell, si la rodeamos, descubriremos un pozo de 12 metros de profundidad, excavado en la roca madre sin utilizar ningún recubrimiento, pero completamente cubierto por la vegetación y enormes higueras que en verano nos impedirán verdadero el fondo. No se aprecia ningún resto de muro perimetral ni estribos o escombros, por el que podemos suponer que nunca dispuso de techo. Al fondo y por la vertiente norte se aprecian dos túneles, un superior a unos 10 metros de altura, y uno inferior a 1 metro por encima del fondo, accesible desde el exterior.
Nevera de Tormo |
Volveremos sobre nuestros pasos hasta el camino rural y continuamos nuestro recorrido hacia el sur, por el Camí de la Casa del Caragol, buscando la montaña; por la izquierda veremos un corto camino que desciende en busca del cauce del barranco, literalmente ocupado por millones de aterradoras zarzas, y se dirige al área recreativa del barranco de La Mata, donde opcionalmente podremos hacer un breve descanso antes de iniciar la subida.
Seguiremos hacia arriba pasando junto al depósito de agua que abastece a la población de Otos; por nuestra derecha obviaremos un camino que conecta con la ruta del castillo de Carrícola, en donde ya hemos estado en alguna ocasión. Unos metros mas adelante termina el camino junto una casita con un motor de agua que recibe las aguas del nacimiento de La Mata, situado barranco arriba y siguiente objetivo de nuestra ruta. Justo a nuestra derecha nace una senda marcada con los colores verde y blanco, la SL-CV 10 o Senda del Barranco de La Mata.
Con una costera no excesivamente fuerte empezaremos a ascender paralelos al frondoso y verde barranco de La Mata por una bonita y cómoda senda que comparte itinerario con la canalización artificial del nacimiento, y qu encontramos descubierta en algunos tramos a causa de la fuertes lluvias pasadas. Bordearemos el redondeado collado de Otos y pasaremos junto una estrechez donde hay un llamativo abrigo. Poco a poco iremos remontando el barranco, con preciosas vistas, no podemos evitar el girar la cabeza hacia la Valle d’Albaida y al pantano de Bellús.
Continuamos ascendiendo con el siguiente objetivo bien a la vista, la pista forestal de la Umbría del Benicadell, pasaremos junto un curioso agujero artificial, al borde de la senda y cubierto por higueras, posiblemente un horno de cal aunque desconocemos el origen.
Después de una breve pero intensa recta alcanzaremos una casita que canaliza el agua del nacimiento del barranco de La Mata con la que se nutre el pueblo, con un caudal máximo de hasta 35 litros por segundo; después seguiremos un breve zigzag hasta llegar al cruce con la pista forestal, en el collado de Otos.
La pista forestal recorre toda la vertiente norte del Benicadell, desde la Barcella de Salem situada al este, hasta el puerto de Albaida al oeste. Como por la derecha se dirige en la Font Freda y a Atzeneta, nosotros continuaremos por nuestra izquierda en dirección al puerto de Salem. Pasaremos cerca de un solitario pino y bordearemos la Loma del Mallar hasta alcanzar su vertiente norte.
De camino pasaremos bien cerca, aunque no nos acercaremos, de uno de los principales yacimientos de arte macro esquemático del Benicadell, un valiosísimo yacimiento formado por tres abrigos con pinturas pos paleolíticas, un total de 76 motivos entre los que figuran antropomorfos, algunos con las extremidades abiertas, unos pocos zoomorfos y diferentes rayas y curvas, así como los inevitables grafitis de unos descerebrados.
A pesar de la escasísima presencia de yacimientos paleolíticos en el Benicadell, el neolítico y la edad del Bronce se encuentran bien representados a numerosas cavidades sepulcrales, especialmente entre Bèlgida y Castelló de Rugat. Aparte de los abrigos del barranco de La Mata, por los alrededores hay otros yacimientos con pinturas en el cercano barranco de Carbonera y a la Coveta del Mig.
Continuamos con las vistas a la Vall d’Albaida, Bellús y la alargada Serra Grosa, pasaremos junto a la Casa de Xamorra, a nuestra izquierda y a nuestra derecha el nacimiento de una senda que en zigzag asciende hasta el Alto del Morral o del Murajes, punto por donde atraviesa una senda que desde Atzeneta o el puerto de Albaida asciende a la cima del Benicadell.
Seguiremos por la pista pasando por debajo de una línea de alta tensión y bordeando las paredes del Barranco de Carbonera, mientras el pequeño y redondeado collado del castillo de Carbonera empieza a hacerse muy visible a nuestra izquierda. Llegados al Collado del Castillet una señal nos indicará la presencia de una senda bien marcada que desciende por el barranco de Carbonera y que seguiremos. Nos despediremos de la pista, que por la derecha se dirige al Benicadell por Planisses o a la Barcella por el puerto de Salem, y descenderemos por la senda del castillo.
Atentamente vigilados por las malogradas murallas de la derruida fortaleza, pronto nos encontraremos a nuestra derecha una senda que asciende hacia el castillo por su vertiente oeste y que seguiremos hasta alcanzar las primeras construcciones, unos lienzos de muralla donde se alternan fragmentos de torres rectangulares.
Con una costera no excesivamente fuerte empezaremos a ascender paralelos al frondoso y verde barranco de La Mata por una bonita y cómoda senda que comparte itinerario con la canalización artificial del nacimiento, y qu encontramos descubierta en algunos tramos a causa de la fuertes lluvias pasadas. Bordearemos el redondeado collado de Otos y pasaremos junto una estrechez donde hay un llamativo abrigo. Poco a poco iremos remontando el barranco, con preciosas vistas, no podemos evitar el girar la cabeza hacia la Valle d’Albaida y al pantano de Bellús.
Continuamos ascendiendo con el siguiente objetivo bien a la vista, la pista forestal de la Umbría del Benicadell, pasaremos junto un curioso agujero artificial, al borde de la senda y cubierto por higueras, posiblemente un horno de cal aunque desconocemos el origen.
Después de una breve pero intensa recta alcanzaremos una casita que canaliza el agua del nacimiento del barranco de La Mata con la que se nutre el pueblo, con un caudal máximo de hasta 35 litros por segundo; después seguiremos un breve zigzag hasta llegar al cruce con la pista forestal, en el collado de Otos.
La pista forestal recorre toda la vertiente norte del Benicadell, desde la Barcella de Salem situada al este, hasta el puerto de Albaida al oeste. Como por la derecha se dirige en la Font Freda y a Atzeneta, nosotros continuaremos por nuestra izquierda en dirección al puerto de Salem. Pasaremos cerca de un solitario pino y bordearemos la Loma del Mallar hasta alcanzar su vertiente norte.
De camino pasaremos bien cerca, aunque no nos acercaremos, de uno de los principales yacimientos de arte macro esquemático del Benicadell, un valiosísimo yacimiento formado por tres abrigos con pinturas pos paleolíticas, un total de 76 motivos entre los que figuran antropomorfos, algunos con las extremidades abiertas, unos pocos zoomorfos y diferentes rayas y curvas, así como los inevitables grafitis de unos descerebrados.
A pesar de la escasísima presencia de yacimientos paleolíticos en el Benicadell, el neolítico y la edad del Bronce se encuentran bien representados a numerosas cavidades sepulcrales, especialmente entre Bèlgida y Castelló de Rugat. Aparte de los abrigos del barranco de La Mata, por los alrededores hay otros yacimientos con pinturas en el cercano barranco de Carbonera y a la Coveta del Mig.
Continuamos con las vistas a la Vall d’Albaida, Bellús y la alargada Serra Grosa, pasaremos junto a la Casa de Xamorra, a nuestra izquierda y a nuestra derecha el nacimiento de una senda que en zigzag asciende hasta el Alto del Morral o del Murajes, punto por donde atraviesa una senda que desde Atzeneta o el puerto de Albaida asciende a la cima del Benicadell.
Seguiremos por la pista pasando por debajo de una línea de alta tensión y bordeando las paredes del Barranco de Carbonera, mientras el pequeño y redondeado collado del castillo de Carbonera empieza a hacerse muy visible a nuestra izquierda. Llegados al Collado del Castillet una señal nos indicará la presencia de una senda bien marcada que desciende por el barranco de Carbonera y que seguiremos. Nos despediremos de la pista, que por la derecha se dirige al Benicadell por Planisses o a la Barcella por el puerto de Salem, y descenderemos por la senda del castillo.
Atentamente vigilados por las malogradas murallas de la derruida fortaleza, pronto nos encontraremos a nuestra derecha una senda que asciende hacia el castillo por su vertiente oeste y que seguiremos hasta alcanzar las primeras construcciones, unos lienzos de muralla donde se alternan fragmentos de torres rectangulares.
Restos del aljibe |
El Castillo de Carbonera, a pesar de encontrarse invadido por la vegetación y casi completamente en ruinas, a la vista de los gruesos muros de cerca 1.85 centímetros parece evidente que nos encontramos delante del que en otro tiempo fue una imponente fortaleza de gran tamaño, con planta rectangular doble de 100x40 metros rodeada de una muralla de unos 280 metros de perímetro.
Este es uno de los lugares más emblemáticos del Camino del Cid, a pesar de que los restos ruinosos del castillo puedan aparentar lo contrario. Lo es porque su visita explica muy bien su importancia estratégica en el siglo XI y también los arduos trabajos del Cid y sus hombres. Considerando que el Mediterráneo cubría más extensión de costa en el siglo XI, este castillo fue un enclave fundamental en el conjunto de fortificaciones del Valle del Albaida dada su privilegiada situación, con excelentes vistas y entre las fronteras de las taifas de Valencia y Denia.
Históricamente, en 1091 el Cid ocupó este sitio y reconstruyó el castillo que, previamente, los árabes habían destruido al abandonarlo. A su alrededor levantó un muro inexpugnable y en él instaló una guarnición bien abastecida de armas y víveres. Esta fortaleza se encuentra en el paraje de la Carbonera, justo en el límite entre los términos municipales de Otos y Beniatjar. Las impresionantes vistas expresan su antigua importancia estratégica.
A finales de agosto de 1093 el Cid lanzó un ataque sobre Alzira, y a continuación se alojó en Peña Cadiella, y desde allí lanzó un ataque para saquear Villena. En enero de 1097 el Cid, consciente de la amenaza almorávide, pidió ayuda a Pedro I, quien se dirigió a Valencia probablemente en compañía de su hermano, el futuro Alfonso el Batallador. Los tres fueron a Peña Cadiella para aprovisionar esta importantísima plaza estratégica. Sin duda esta fortaleza, de la que solo quedan vestigios, fue una de las más importantes en la vida del Cid.
Tras la muerte de Rodrigo y el abandono de Valencia por Jimena, el castillo pasó a manos almorávides. En 1124 un grupo de caballeros aragoneses, francos, gascones y templarios al servicio de Alfonso I el Batallador se apoderaron de la fortaleza.
Como era costumbre permanecieron en ella durante varias semanas, rechazando diversos ataques y saqueando la región. Finalmente abandonaron el castillo dejando a sesenta hombres que no lograron mantenerla mucho tiempo. Un año después lo ocuparía Alfonso I el Batallador, quien posiblemente conociera ya el lugar, y definitivamente, un siglo más tarde, Jaime I el Conquistador.
El Cantar de mío Cid también se acuerda de esta fortaleza: tras la batalla de Sagunto, el Cid "literario" se dedicó a saquear diversos puntos de la taifa valenciana, en ataques rápidos que lanzaban por la noche, como Cullera, Xàtiva y Denia. Después conquistó el castillo de Peña Cadiella, lo que causó un fuerte dolor entre los habitantes de Cullera, Xátiva y Valencia. En ganar esta zona tardó el Cid tres años.
El castillo tuvo dotación militar estable porque estaba en la frontera y es posible que formara parte de un sistema defensivo junto con otros elementos defensivos fijos de gran tamaño dotados de torres y murallas, como los de Carrícola y Rugat. La familia Bellvís recibió las tierras en 1288, pasando el castillo a convertirse en su propiedad feudal. Su deterioro empieza al reubicarse los nuevos señores en los palacios situados en núcleos urbanos del valle. Sus defensas, como otros elementos defensivos fijos similares, se dejaron intencionadamente fuera de servicio más allá de cualquier reparación sencilla, de forma que no pudieran ser de utilidad a rebeldes o invasores, incrementándose su deterioro.
En 1339 el castillo estaba en un estado de inutilidad más allá de cualquier reparación sencilla, cual acontece que se encuentra en la actualidad y a lo que ha contribuido lo difícil del terreno en lo relativo al transporte y su alejamiento de colectivos humanos significativos económica, militar o demográficamente. Construida fundamentalmente a base de tapial y mampostería, debió ser una imponente fortaleza, de grandes dimensiones, con casi 300 metros de muralla. Su recinto era alargado, doble y poligonal, quedando en pie diversos lienzos de sus muros en los que se alternaban torres rectangulares. La puerta de acceso estaba orientada hacia el oeste. Tiene un enorme aljibe. En el interior, salvo en su núcleo central, existían pocas construcciones, lo que según los expertos refuerza la teoría de que servía fundamentalmente como albacar o refugio.
Actualmente del castillo solo quedan restos de las murallas, de alguna torre que sirvió de contrafuerte y de aljibe. Las murallas mejor conservadas son en la cara norte.
Caminando por la vertiente norte alcanzaremos un enorme aljibe, necesario para garantizar el suministro de agua a las tropas y habitantes del recinto. Más hacia el oeste se encuentra una nueva sala rectangular, punto donde el paso se vuelve muy dificultoso.
Volveremos al aljibe y remontaremos el collado, donde veremos algunos fragmentos de lienzos de muro más basto que los exteriores, de piedra irregular con abundancia de mortero y grava. Sin ninguna dificultad coronaremos la Peña del Castillo (628 m), hito de los términos municipales de Otos y Beniatjar y donde solo unos solitarios pinos nos recuerdan el lugar donde hasta el siglo pasado aún existía la torre del baluarte, que sería desmontada para construir el calvario de Otos y los márgenes que llenan la peña. Pero el desahucio y el derrumbe de Carbonera viene de mucho más antiguo, ya que, a pesar de ser utilizado como castillo de frontera por los cristianos equipado con una guarnición permanente, el 1339 todas sus defensas fueron derribadas por orden de Pere el Ceremonioso para evitar que fuera utilizado por rebeldes o futuros invasores.
Nos despediremos del castillo y volveremos por la misma senda y a mitad de camino antes de llegar al cruce con la senda principal, nos detenemos a reponer fuerzas con nuestro acostumbrado almuerzo. Quizás sea uno de los mejores momentos de cada recorrido.
Una vez finalizado el almuerzo continuamos descendiendo por la misma senda unos metros hasta llegar al cruce con la senda que en un rápido zigzag desciende por el barranco de Carbonera. Llegaremos a una curva donde pisaremos una desgastada pedrera, y desde donde observaremos a nuestra derecha un sólido y definido margen que, por su fractura y elaboración, posiblemente fuera construido con restos del malogrado castillo.
Nos adentraremos por un frondoso pinar paralelos al Barranco de Otos, afluente del barranco de La Mata, que nos acompañará hasta la plana, pasaremos junto a la Caseta del Forner.
Este es uno de los lugares más emblemáticos del Camino del Cid, a pesar de que los restos ruinosos del castillo puedan aparentar lo contrario. Lo es porque su visita explica muy bien su importancia estratégica en el siglo XI y también los arduos trabajos del Cid y sus hombres. Considerando que el Mediterráneo cubría más extensión de costa en el siglo XI, este castillo fue un enclave fundamental en el conjunto de fortificaciones del Valle del Albaida dada su privilegiada situación, con excelentes vistas y entre las fronteras de las taifas de Valencia y Denia.
Históricamente, en 1091 el Cid ocupó este sitio y reconstruyó el castillo que, previamente, los árabes habían destruido al abandonarlo. A su alrededor levantó un muro inexpugnable y en él instaló una guarnición bien abastecida de armas y víveres. Esta fortaleza se encuentra en el paraje de la Carbonera, justo en el límite entre los términos municipales de Otos y Beniatjar. Las impresionantes vistas expresan su antigua importancia estratégica.
A finales de agosto de 1093 el Cid lanzó un ataque sobre Alzira, y a continuación se alojó en Peña Cadiella, y desde allí lanzó un ataque para saquear Villena. En enero de 1097 el Cid, consciente de la amenaza almorávide, pidió ayuda a Pedro I, quien se dirigió a Valencia probablemente en compañía de su hermano, el futuro Alfonso el Batallador. Los tres fueron a Peña Cadiella para aprovisionar esta importantísima plaza estratégica. Sin duda esta fortaleza, de la que solo quedan vestigios, fue una de las más importantes en la vida del Cid.
Tras la muerte de Rodrigo y el abandono de Valencia por Jimena, el castillo pasó a manos almorávides. En 1124 un grupo de caballeros aragoneses, francos, gascones y templarios al servicio de Alfonso I el Batallador se apoderaron de la fortaleza.
Como era costumbre permanecieron en ella durante varias semanas, rechazando diversos ataques y saqueando la región. Finalmente abandonaron el castillo dejando a sesenta hombres que no lograron mantenerla mucho tiempo. Un año después lo ocuparía Alfonso I el Batallador, quien posiblemente conociera ya el lugar, y definitivamente, un siglo más tarde, Jaime I el Conquistador.
El Cantar de mío Cid también se acuerda de esta fortaleza: tras la batalla de Sagunto, el Cid "literario" se dedicó a saquear diversos puntos de la taifa valenciana, en ataques rápidos que lanzaban por la noche, como Cullera, Xàtiva y Denia. Después conquistó el castillo de Peña Cadiella, lo que causó un fuerte dolor entre los habitantes de Cullera, Xátiva y Valencia. En ganar esta zona tardó el Cid tres años.
El castillo tuvo dotación militar estable porque estaba en la frontera y es posible que formara parte de un sistema defensivo junto con otros elementos defensivos fijos de gran tamaño dotados de torres y murallas, como los de Carrícola y Rugat. La familia Bellvís recibió las tierras en 1288, pasando el castillo a convertirse en su propiedad feudal. Su deterioro empieza al reubicarse los nuevos señores en los palacios situados en núcleos urbanos del valle. Sus defensas, como otros elementos defensivos fijos similares, se dejaron intencionadamente fuera de servicio más allá de cualquier reparación sencilla, de forma que no pudieran ser de utilidad a rebeldes o invasores, incrementándose su deterioro.
En 1339 el castillo estaba en un estado de inutilidad más allá de cualquier reparación sencilla, cual acontece que se encuentra en la actualidad y a lo que ha contribuido lo difícil del terreno en lo relativo al transporte y su alejamiento de colectivos humanos significativos económica, militar o demográficamente. Construida fundamentalmente a base de tapial y mampostería, debió ser una imponente fortaleza, de grandes dimensiones, con casi 300 metros de muralla. Su recinto era alargado, doble y poligonal, quedando en pie diversos lienzos de sus muros en los que se alternaban torres rectangulares. La puerta de acceso estaba orientada hacia el oeste. Tiene un enorme aljibe. En el interior, salvo en su núcleo central, existían pocas construcciones, lo que según los expertos refuerza la teoría de que servía fundamentalmente como albacar o refugio.
Actualmente del castillo solo quedan restos de las murallas, de alguna torre que sirvió de contrafuerte y de aljibe. Las murallas mejor conservadas son en la cara norte.
Caminando por la vertiente norte alcanzaremos un enorme aljibe, necesario para garantizar el suministro de agua a las tropas y habitantes del recinto. Más hacia el oeste se encuentra una nueva sala rectangular, punto donde el paso se vuelve muy dificultoso.
Volveremos al aljibe y remontaremos el collado, donde veremos algunos fragmentos de lienzos de muro más basto que los exteriores, de piedra irregular con abundancia de mortero y grava. Sin ninguna dificultad coronaremos la Peña del Castillo (628 m), hito de los términos municipales de Otos y Beniatjar y donde solo unos solitarios pinos nos recuerdan el lugar donde hasta el siglo pasado aún existía la torre del baluarte, que sería desmontada para construir el calvario de Otos y los márgenes que llenan la peña. Pero el desahucio y el derrumbe de Carbonera viene de mucho más antiguo, ya que, a pesar de ser utilizado como castillo de frontera por los cristianos equipado con una guarnición permanente, el 1339 todas sus defensas fueron derribadas por orden de Pere el Ceremonioso para evitar que fuera utilizado por rebeldes o futuros invasores.
Nos despediremos del castillo y volveremos por la misma senda y a mitad de camino antes de llegar al cruce con la senda principal, nos detenemos a reponer fuerzas con nuestro acostumbrado almuerzo. Quizás sea uno de los mejores momentos de cada recorrido.
Una vez finalizado el almuerzo continuamos descendiendo por la misma senda unos metros hasta llegar al cruce con la senda que en un rápido zigzag desciende por el barranco de Carbonera. Llegaremos a una curva donde pisaremos una desgastada pedrera, y desde donde observaremos a nuestra derecha un sólido y definido margen que, por su fractura y elaboración, posiblemente fuera construido con restos del malogrado castillo.
Nos adentraremos por un frondoso pinar paralelos al Barranco de Otos, afluente del barranco de La Mata, que nos acompañará hasta la plana, pasaremos junto a la Caseta del Forner.
Caseta del Forner |
Entraremos a la población por la carretera o Avenida Benicadell recorremos un pequeño tramos por esta avenida hasta llegar a la altura de su número 22, en donde veremos a nuestra derecha el corto Camí de l'Ermita, que comunica la Avenida Benicadell con el emplazamiento de La Ermita de la Mare de Déu dels Dolors. Hasta hace no demasiados años debió estar en descampado, pero ahora se encuentra vecina a construcciones modernas. Junto a ella se ha acondicionado un pequeño espacio arbolado recreativo, el Parc de l'Ermita, con sillas, bancos, juegos infantiles, etc.
Bendecida en 1696, según memoria del rector otosino Benjamín Olivares, culminaba el trayecto del desaparecido Vía Crucis y fue ampliada y modificada en ocasiones posteriores. A principios del siglo XX acogió una escuela de párvulos y cobijó a familias sin hogar. El conjunto resultó muy dañado durante los sucesos de la Guerra Civil y el templo quedó semiabandonado hasta su rehabilitación en la década de 1970, polémica actuación que entre otras desafortunadas intervenciones eliminó el porche delantero y la vivienda del ermitaño.
Una nueva restauración llevada a cabo a partir del año 2005 corrigió algunos defectos estructurales y se consolidó su decoración pictórica, realizada hacia 1898 de acuerdo a los gustos de la burguesía agraria de la época. En la actualidad la ermita, aunque muy diferente de su aspecto original, presenta un buen estado de conservación.
El edificio, orientado hacia la población, es sencillo y austero, con paramentos laterales reforzados por contrafuertes de tejadillo, dos de los cuales se adosan a la blanqueada fachada, y típica cubierta a dos aguas. A la puerta adintelada, con hojas de madera, se accede por dos irregulares escalones; en la última restauración se le añadió un guardapolvo de tejadillo. Más arriba se abre una alargada ventana de medio punto con cristales de dos colores dibujando la cruz. Otro guardapolvo similar al anterior protege esta ventana, sobre la que se alza la sencilla espadaña, que sustituyó a la original barroca, con su campana fundida en 1803 y dedicada a la Virgen titular.
Al interior la nave se cubre con bóveda de cañón dividida por arcos fajones sobre pilastras, entre las que se abren vanos de escasa profundidad con litografías sacras. La decoración pictórica sigue un gusto romántico, destacando los cuatro grandes frescos romboidales en cada uno de los tramos de la bóveda que representan escenas de la Pasión, de autor desconocido pero con rasgos que los aproximan a la obra del prestigioso artista valenciano Antonio Muñoz Degraín (1840-1924). El presbiterio se levanta sobre gradas y la pared del testero, también decorada, alberga retablo neoclásico con dorados e imitación de mármol. La Virgen de los Dolores, representada con el Cristo al pie de la cruz, se venera en hornacina acristalada entre columnas que soportan entablamento y ático con pintura de la titular.
La ermita acoge dos celebraciones durante la Semana Santa otosina: el Viernes de Dolores tiene lugar la fiesta de la titular con misa vespertina, y el Domingo de Ramos se bendicen en ella las palmas y se inicia allí la procesión que recorre las calles del pueblo.
Desde la ermita regresamos a la Avenida Benicadell y posterior carrer de Sant Josep, continuamos adentrándonos en la población que atravesaremos pasando junto al Palacio del Marques de Sant Josep, y actual ayuntamiento y a nuestra izquierda la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción. Continuamos adelante y en unos metros llegamos la Plaza del Llaurador que cruzamos, continuando por la calle San Roque, hasta llegar al lugar en donde aparcamos nuestro coche y en donde daremos por finalizada nuestra ruta de hoy.
Después de descargar nuestra mochilas retrocedemos unos metros y nos acercamos al bar Paradís, en donde nos tomamos unas cervezas bien fresquitas.
Gracias por la ayuda en la descripción de la ruta a www.auntirdepedra.com y www.caminodelcid.org y www.ermitascomunidadvalenciana.com
Hasta pronto.
TRACK
Bendecida en 1696, según memoria del rector otosino Benjamín Olivares, culminaba el trayecto del desaparecido Vía Crucis y fue ampliada y modificada en ocasiones posteriores. A principios del siglo XX acogió una escuela de párvulos y cobijó a familias sin hogar. El conjunto resultó muy dañado durante los sucesos de la Guerra Civil y el templo quedó semiabandonado hasta su rehabilitación en la década de 1970, polémica actuación que entre otras desafortunadas intervenciones eliminó el porche delantero y la vivienda del ermitaño.
Una nueva restauración llevada a cabo a partir del año 2005 corrigió algunos defectos estructurales y se consolidó su decoración pictórica, realizada hacia 1898 de acuerdo a los gustos de la burguesía agraria de la época. En la actualidad la ermita, aunque muy diferente de su aspecto original, presenta un buen estado de conservación.
El edificio, orientado hacia la población, es sencillo y austero, con paramentos laterales reforzados por contrafuertes de tejadillo, dos de los cuales se adosan a la blanqueada fachada, y típica cubierta a dos aguas. A la puerta adintelada, con hojas de madera, se accede por dos irregulares escalones; en la última restauración se le añadió un guardapolvo de tejadillo. Más arriba se abre una alargada ventana de medio punto con cristales de dos colores dibujando la cruz. Otro guardapolvo similar al anterior protege esta ventana, sobre la que se alza la sencilla espadaña, que sustituyó a la original barroca, con su campana fundida en 1803 y dedicada a la Virgen titular.
Al interior la nave se cubre con bóveda de cañón dividida por arcos fajones sobre pilastras, entre las que se abren vanos de escasa profundidad con litografías sacras. La decoración pictórica sigue un gusto romántico, destacando los cuatro grandes frescos romboidales en cada uno de los tramos de la bóveda que representan escenas de la Pasión, de autor desconocido pero con rasgos que los aproximan a la obra del prestigioso artista valenciano Antonio Muñoz Degraín (1840-1924). El presbiterio se levanta sobre gradas y la pared del testero, también decorada, alberga retablo neoclásico con dorados e imitación de mármol. La Virgen de los Dolores, representada con el Cristo al pie de la cruz, se venera en hornacina acristalada entre columnas que soportan entablamento y ático con pintura de la titular.
La ermita acoge dos celebraciones durante la Semana Santa otosina: el Viernes de Dolores tiene lugar la fiesta de la titular con misa vespertina, y el Domingo de Ramos se bendicen en ella las palmas y se inicia allí la procesión que recorre las calles del pueblo.
Desde la ermita regresamos a la Avenida Benicadell y posterior carrer de Sant Josep, continuamos adentrándonos en la población que atravesaremos pasando junto al Palacio del Marques de Sant Josep, y actual ayuntamiento y a nuestra izquierda la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción. Continuamos adelante y en unos metros llegamos la Plaza del Llaurador que cruzamos, continuando por la calle San Roque, hasta llegar al lugar en donde aparcamos nuestro coche y en donde daremos por finalizada nuestra ruta de hoy.
Después de descargar nuestra mochilas retrocedemos unos metros y nos acercamos al bar Paradís, en donde nos tomamos unas cervezas bien fresquitas.
Gracias por la ayuda en la descripción de la ruta a www.auntirdepedra.com y www.caminodelcid.org y www.ermitascomunidadvalenciana.com
Hasta pronto.
TRACK
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