jueves, 20 de abril de 2023

Fontanars dels Alforins - La Bastida de les Alcuses

Recreación de vivienda
Fecha: 16/4/23
Tipo de ruta: Circular
Lugar de inicio: Fontanar dels Alforins, La Vall d'Albaida, Valencia
Hora de inicio: 8 h 15 min
Duración: 4 h 34 min
Distancia: 12,52 Km
Dificultad: Media-Baja
Altura mínima: 555 m
Altura máxima: 733 m
Índice IBP: 46
Calificación (1-10): 8
Recorrido: Fontanar del Alforins, Camino de Guerola – Horno del Barranco de Ca Traver – Celler del Roure – Poblado Ibero de la Bastida de les Alcuses – Casa de la Bastida o Corral de Simón – Horno del Arenal de Ca Traver – Fontanar del Alforins, Camino de Guerola.
Datos técnicos:

Cómo llegar:
Saldremos de Algemesí por la CV-42 con dirección a Alzira, para desde allí dirigirnos hacia Benimuslem por la CV-550 y desde allí con dirección a Alberique conectaremos con a la A-7, Autovía del Mediterráneo con dirección a Albacete. Tomaremos el desvío en la salida n.º 640,con dirección a Cerdá, por la CV-40, Carretera de Xativa-Alcoy, pasaremos por el túnel de la Olleria, y dejaremos a nuestra derecha la población de Aielo de Malferit. Después de dejar atrás Aielo nos desviaremos por la salida n.º 418 a nuestra derecha por la CV-81, con dirección a Ontinyent, para al llegarl a la altura del Polideportivo de Ontinyent desviarnos a nuestra derecha para rodear el polideportivo y seguir por la CV-660 con dirección a la Fon de la Figuera. Cruzaremos el río Clariano y en la siguiente rotonda continuaremos por nuestra izquierda por la CV-660 con dirección a La Font de la Figuera. Pasaremos el punto kilométrico nº12, y a nuestra derecha, y algo separado de la carretera un acueducto, y poco después y antes de llegar al punto kilometrico nº11, encontraremos a nuestra derecha como un molilillo de viento y junto a el, un camino en donde nos desviaremos a nuestra derecha, pasaremos el Mas de Torrevellisca y en la siguiente bifurcación aparcaremos nuestro coche bajo una de las grandes encinas, para dar comienzo a la ruta de hoy.

Descripción de la ruta:
Esta semana la ruta discurre por las cercanías de Fontanars del Alforins.
El término Fontanars y el exónimo Fontanares derivan de Fontanals, una antigua partida de Onteniente, y este nombre, presumiblemente de font, 'fuente' en valenciano. El término Alforins, en español Alhorines, a su vez, deriva del árabe al-hurī, granero o depósito de trigo, nombre que da fe de la intensidad de la explotación agrícola en esta área. La zona ha recibido tradicionalmente el nombre de Alhorines o Alforins, de ahí el gentilicio alforinero, mientras que el núcleo de población proviene del de la antigua partida, de ahí que en 1927, al independizarse la población, se denominara Fontanares. En 1992 se cambió oficialmente a Fontanars dels Alforins, denominación valenciana que hace referencia a los dos nombres tradicionales de la población.
Comenzamos nuestro recorrido junto a dos grandes encinas por un sendero que se dirige hacia una pequeña caseta abandonada, a nuestra izquierda tenemos la pista mas ancha pero en principio nos separaremos un poco de ella para llegar tras recorrer unos 500 metros hasta un horno de cal, es el del Barranquet de Ca Traver.
Las primeras noticias que conocemos a propósito de la elaboración de la cal y de los propios hornos de cal, ya aparecen en los tratados romanos de agricultura. La aparición de los hornos de cal que actualmente podemos observar en estas tierras, datan de mediados del siglo XIX.
Podemos definir una primera etapa hasta 1960 donde la elaboración se hace como desde hace siglos, con una producción mínima con una piedra recogida en superficie y cocida a base de rastrojos y matas en fuentes próximas a la sierra o inmersas en ella. Y una segunda etapa, a partir de 1960, caracterizada por el abandono de los hornos diseminados, la concentración de la explotación en puntos localizados estables, con hornos de mayores dimensiones y un incremento de las ayudas mecánicas. La elaboración de la cal se convierte en un proceso mecanizado e industrial, desvinculándose del ámbito rural. Las últimas explotaciones, rudimentariamente mecanizadas finalizaron su actividad, y en 1990 no quedaba ninguno en funcionamiento.
Los hornos de cal, se encuentran integrados en el paisaje, incluso camuflados bajo la masa vegetal. Mayoritariamente se encuentran abancalados o a pie de tierra, incluso dentro de ella, buscando el desnivel de una vertiente de la tierra o el talud de salida de un barranco para abrir el cuerpo cilíndrico en el sustrato compacto y ahorrar así, parte de la obra de fábrica del muro circundante. La ubicación de los hornos tradicionales solía ser próxima a yacimientos o puntos de extracción de las materias primas, la piedra y la leña. Los hornos solían consistir en un lecho cilíndrico u olla, abierto por arriba y que tenía una entrada frontal muy pocas veces cubierta por un porchado, que secciona el muro circundante y delimitador de la propia cavidad crematoria. Los flancos de los muros, a los lados de la entrada, se denominan baluartes. Encontramos hornos con muro de fabrica de piedra obrada con mortero y otros más modernos hechos con ladrillos cocidos.
Horno de cal Barranquet de Traver

En el proceso de elaboración, la capacidad de los hornos oscilaba entre 30 y 50 toneladas de piedra viva. El primer paso para la elaboración consistía al armar la formada, es decir, colocar la carga calcárea dispuesta para aplicar el proceso de cocción. La piedra se tenía que extraer o recoger, seleccionarla y clasificarla según su tamaño. Se tenía que romper diestramente para preparar las armadoras que conformaban la bóveda, sujetando el resto de la carga y dejando libre el receptáculo inferior que tenía que alojar la combustión. Una vez el horno estaba lleno de piedra, ordenada meticulosamente, hasta el nivel superior de la pared circundante, se completaba la carga haciendo un culmen al estilo de una cúpula llamada capucha. El trabajo de montaje podía alargarse hasta casi una semana. La duración de la cremación era relativa, dependiendo del tipo de leña y piedra utilizados. A pesar de todo solía situarse alrededor de las 80 horas quemando ininterrumpidamente y se llegaba a unas temperaturas alrededor de los 1.500 °C. La proporción de leña necesaria para la quema del horno era de la mitad de leña que de piedra (hacían falta 25 toneladas de leña para quemar una hornada de 50 toneladas de piedra) El calcinero hacía turnos día noche para controlar la quema, hasta que las llamas que salían por la capucha presentaban una coloración azulada y el color de la piedra adquiría la tonalidad propia de la cal. Este era la señal del final de la cocción. Cuando el horno dejaba de quemar, era el momento de sacar la piedra. Los calcineros tenían que hacer turnos de dos o tres minutos para poder soportar el calor y utilizar alpargatas de suela de esparto para evitar quemarse.
La cal es el oxido impuro obtenido del calentamiento de la piedra calcárea a temperaturas superiores a los 1.000°. La cal se producía cuando el fuego, aplicado a la piedra viva de manera permanente y controlada durante un tiempo determinado, provocaba que se desprendiera el anhídrido carbónico.
Los usos de la cal eran, la construcción, antes de la extensión del uso del cemento, en donde la cal era el elemento activo y cohesionador. Se ha utilizado también para blanquear las fachadas y el interior de las casas, además de su uso decorativo, servía para darle a la casa impermeabilidad y aislamiento térmico.
En la agricultura se utilizaba para evitar varias plagas, utilizada con sulfato de cobre prevenía varios hongos; utilizada en polvo era para librase de gusanos y orugas de tierra, blanqueando los troncos prevenía el ataque de insectos xilofagos, que atacan la madera. En el campo de la sanidad, se utilizaba como desinfectante y purificador de aguas, pues era costumbre tomar agua con cal para suplir las carencias del cuerpo humano.
La cal del Alfori por su calidad, alcanzaba un mercado muy ancho, era muy demandada por la industria papelera, sobre todo la de Xàtiva y Banyeres de Mariola, que la utilizaba para darle blancura al papel. Desde Cartagena a Gandía se alcanzaba toda la costa de cal, especialmente en Benidorm y Dénia, donde era utilizada para encalar. La refinería de petróleo de Cartagena también utilizaba la cal de la Alfori
Continuamos nuestro camino por nuestra izquierda y en unos 400 metros llegaremos al cruce con la pista, en el punto marcado como Derecha, y en donde continuaremos por nuestra derecha por pista. Este tramo será coincidente con nuestro regreso y a unos 20 metros nos encontraremos con una bifurcación de pistas, marcada como Recto Pista, en donde continuaremos recto por la misma pista que llevamos.
Seguimos esta pista durante unos 700 metros y llegaremos al punto marcado como Derecha1 en donde continuaremos por nuestra derecha y en unos 150 nos encontraremos con un nuevo horno de cal , continuamos adelante y a unos cien metros veremos a nuestra izquierda una pequeña cruz, que no conocemos a que hace referencia. Continuamos unos 200 metros mas y un nuevo punto, este marcado como Derecha2 en donde continuamos por nuestra derecha por pista y a unos 60 metros un nuevo cruce marcado esta vez como Izquierda y en donde continuaremos por nuestra izquierda. A nuestra derecha veremos una pista que será por la que regresaremos. Seguimos caminando durante unos 700 metros por esta pista ancha y rodeados de pinos a derecha e izquierda y llegamos al punto marcado como Derecha3, en donde continuamos por nuestra derecha y en unos 60 metros y en el punto marcado como Izquierda1 continuaremos por nuestra izquierda, para en unos pocos metros entrar en el termino de Mojente y tras recorrer unos 650 metros llegaremos al punto marcado como Derecha4, en donde abandonaremos esta pista mas ancha para continuar por una senda algo mas estrecha que pasa a discurrir entre campos de viñas. A unos 600 mas adelante llegaremos al punto marcado como Derecha5, en donde continuaremos por nuestra derecha, de nuevo por una pista algo mas ancha y rodeados de campos de viña durante unos 230 metros mas y nos encontramos con una nueva bifurcación marcada como Derecha6 en donde continuamos por nuestra derecha por donde en unos escasos 70 metros cruzaremos un pequeño barranco que cruzaremos y a unos 150 metros del barranco veremos un camino con la señal de Prohibido el paso, que dejaremos a nuestra derecha y unos metros mas adelante, en el punto marcado como Derecha8, seguiremos por nuestra derecha rodeando esta propiedad, pasaremos junto a una buena colección de Jarras gigantes, iremos rodeando el Celler del Roure, en donde veremos algunos animales, maquinaria agrícola y unas bodegas. Continuamos hasta llegar al punto marcado como Derecha9 en donde abandonamos este camino asfaltado y continuamos por nuestra derecha por senda poco marcada y en ascenso, vamos hacia arriba por una senda desdibujada y llena de ramas de los pinos, sobre el suelo que hace que nos despistemos y tengamos que buscar con cuidado la senda, al final la encontramos y vamos hacia arriba, al llegar al crucero las vistas son espectaculares, podemos ver els Alforins y los pinares por donde hemos pasado antes, vamos hacia la izquierda a buscar el poblado íbero, hemos recorrido unos 600 metros desde el ultimo desvío y llegamos al punto marcado como Recto entrada, este punto será el punto al que regresaremos después de realizar la visita al poblado Ibero, para comenzar nuestro camino de regreso, y en donde ahora continuaremos recto para llegar a la zona de aparcamiento y recepción en donde nos detenemos en el punto marcado como Almuerzo, como de costumbre a reponer fuerzas antes de realizar la visita al poblado ibero.
Entramos en el poblado y a nuestra izquierda encontramos la reproducción de una casa de la época y frete a ella el Guerrero de Moixent, lo dejamos para el final pues hay un grupo dentro, por lo que continuamos adelante.
El Guerrero de Moixent

El poblado íbero de la Bastida de las Alcusses es un asentamiento del siglo IV a. C. situado en el extremo suroeste de la Serra Grossa. Está situado en el término de Moixent, en la cima de una colina alargada y aislada, a 741 metros sobre el nivel del mar.
El yacimiento, situado sobre una loma, ocupa una extensión de 650 m de longitud y unos 150 metros de anchura. Está a más de 720 metros sobre el nivel del mar, ya unos 200 metros por encima de las tierras circundantes del Pla de les Alcusses, que es una pequeña meseta elevada por la que se accede y de la que recibe el nombre. Está considerado como uno de los principales poblados ibéricos de la Comunidad Valenciana.
El entorno actual del yacimiento es un espacio forestal, con bosque de pino y matorral mediterráneo bajo. Y aunque el cultivo actual de frutales y cereales en el llano ha transformado muchas parcelas, todavía puede apreciarse un paisaje marcado, fundamentalmente, por el ritmo tradicional de las labores agrícolas.
Desde 1909 se conocía la existencia del yacimiento, descubierto por Luis Tortosa, pero las primeras excavaciones arqueológicas en este yacimiento no empezaron hasta 1928, a propuesta del recién creado Servicio de Investigación Prehistórica y Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia. Debido al buen estado de conservación, se consideró un buen punto de partida para iniciar las búsquedas del Museo, y entre 1928 y 1931 se realizaron cuatro campañas de excavación enormemente fructíferas.
Se descubrieron 250 departamentos y se encontraron piezas muy destacadas como el conocido Guerrero de Moixent, pequeñas planchas de plomo escritas en ibérico, armas o adornos que empezaron a dar justa fama al yacimiento. Hasta tal punto fueron destacables aquellas excavaciones y sus resultados que la prensa llegó a denominar el yacimiento como la "nueva Pompeya".
Durante esos cuatro años se excavó sólo una mínima parte del poblado. Desde 1990 el Museo de Prehistoria de Valencia ha reanudado los trabajos en el yacimiento con un proyecto de excavaciones, puesta en valor y actividades didácticas.
Un importante documento es la inscripción sobre plomo, de 180 x 40 mm, con 1 mm de grosor, hallada en las excavaciones de 1928 en el departamento 48, enrollada bajo una piedra de molino. La lámina está escrita por ambas caras en escritura ibérica suroriental (también conocida como meridional) y es aparentemente un documento contable que contiene fundamentalmente registros con nombres de personas asociadas a cantidades, algunos de los cuales aparecen cancelados.
La Bastida es un poblado de 3'5 hectáreas con una muralla de más de tres metros de anchura en las zonas más accesibles, y por tanto más vulnerables. Además existen dos torres adosadas a la muralla para mejorar la defensa. Existe otro recinto más estrecho situado en la parte más accesible del poblado, en la zona oriental, inacabado y que tuvo que realizarse para reforzar el control de los accesos. Este segundo recinto define un espacio de 1,5 hectáreas.
Cuatro puertas daban acceso al poblado. Existen tres puertas en el sector occidental y una en el extremo oriental. Todas ellas son construcciones cerradas por su parte superior y con bancos corridos en los laterales, posiblemente como puestos de guardia o espacios para el control de mercancías.
Estas construcciones protegían a los dos batientes de madera, que estaban formados por varias mesas unidas por pletinas de hierro. La anchura de los accesos oscila entre los 150 cm de la Puerta Este y los 250 cm de las puertas Norte, Oeste y Sur. Dos de ellas, la Puerta Norte y la Sur estaban tapiadas en el momento de la destrucción del poblado. Tanto las puertas como la muralla conservan actualmente un zócalo de mampostería, pero en su momento el alzado estaba hecho de blandas. Además, un adarbe permitía la circulación por la muralla, torres y puertas.
Puerta Oeste

 La organización de las construcciones está estructurada a lo largo de una calle central que, de oeste a este, cruza todo el poblado. Otras calles perpendiculares a ésta organizan espacios laterales y espacios sin construcciones a modo de plazas.
Las casas eran de varios tamaños (entre 70 y 150 m²) y estaban formadas por varias habitaciones y algunas tenían incluso patios. La arquitectura utiliza los mismos elementos que los utilizados en la muralla y las puertas. Los muros eran de blandas, que son baldosas hechas de barro y paja y secados al sol, sobre un zócalo o base de piedras; después todas las fachadas y los espacios interiores eran encalados y, a veces, pintados. Las casas tenían una sola planta y los techos, planos con leves pendientes para facilitar el desagüe, eran también accesibles para otro tipo de actividades.
La parte central de cada casa estaba formada por el hogar, centro de reunión y símbolo de la vida en familia. En las despensas de las casas se almacenaban y conservaban los productos cultivados y, además, se realizaban todo tipo de actividades como la molienda e incluso otras tareas más específicas como el trabajo del metal y el tejido junto a diversas labores artesanas.
Las tareas agrícolas y ganaderas eran parte fundamental para el sustento cotidiano. Los principales cultivos eran los cereales de secano, cebada, trigo y mijo, y las leguminosas, habas y guisantes, a los que se sumaba el cultivo de frutales como el olivo, la vid, el almendro y la higuera. Estos cultivos se realizaban con arados de madera reforzados con piezas de hierro que llamamos rejas, que han sido recuperado en un buen número en las casas de la Bastida. Esto permitía extraer mucho rendimiento al trabajar zonas de tierras duras o difíciles. Otras herramientas agrícolas presentes en las casas son hoces, legonas, que en su conjunto ofrecen la mejor y más completa colección de herramientas agrícolas de época prerromana conocidos hasta ahora en España.
La cabaña ganadera estaba formada, sobre todo, por cabras y ovejas y en menor medida, bueyes y cerdos de los que se extraía leche, lana y cuero y fuerza para el cultivo con arados y el transporte en carros. Además, no debemos olvidar, tampoco, la carne de estos animales para consumir a la que se añadía la de los animales silvestres cazados, que eran el conejo, la liebre, el ciervo, y el jabalí. Se han encontrado, también, anzuelos lo que nos indica que la pesca en el próximo río Canyoles fue un recurso también aprovechado.
Junto a todo esto las actividades comerciales y los intercambios ocupan también un lugar destacado en la economía de este poblado. En la Bastida se han encontrado juegos de pesas y balanzas de precisión, sin duda utilizados para transacciones y cuentas relacionadas, tal vez, con el intercambio de pequeños lingotes de plata obtenidos mediante procesos de copelación de plomo argentífero.
En relación con los intercambios también sabemos que al poblado llegaban productos de diversos puntos del Mediterráneo: desde el Estrecho de Gibraltar llegaban ánforas que contenían productos derivados de la pesca y salazones, y desde Atenas se transportaba vajilla de mesa, platos y copas para beber, empleados por los íberos junto a sus propias vajillas. Muchas de estas piezas eran, a veces, imitadas por los alfareros íberos como muestra de su interés por ellas.
Los trabajos y tareas realizadas definen a los grupos que habitaron la Bastida. Campesinado, comerciantes y artesanos convivían con otros grupos cuya actividad más visible es la guerra. Los guerreros más destacados tuvieron que ser caballeros como el de la conocida figura de bronce del Guerrero de Moixent. En esta pieza un hombre desnudo está representado con los elementos específicos de la clase dominante: las armas y el caballo. En una mano empuña la espada, que se denomina falcata, y en la otra el escudo redondo, que se llama caetra, pero destaca, sobre todo, el casco con gran penacho, todo un símbolo del poder. Junto a estos guerreros hubo otros niños armados con lanzas y escudos. Junto a los guerreros las mujeres de rango tendrían a su cargo la administración de las casas y, tal vez, de las tierras. Paralelamente una de las actividades cotidianas de las mujeres de rango es el tejido, que conocemos, sobre todo, por las fusaiolas y las numerosas pesas de telares encontradas en las casas.
El asentamiento tuvo una vida muy corta, pues se fundó y se destruyó en torno al 330 a. C. Así pues, el poblado solo estuvo habitado en el curso de unas tres o cuatro generaciones. Estas fechas se han obtenido gracias al completo repertorio de importaciones griegas de barniz negro que ofrecen cronologías muy precisas. Las dos puertas de entrada tapiadas, los restos de incendios, las numerosas armas, joyas y adornos personales en las calles... todo indican que se produjo un abandono rápido y forzado del sitio. La causas de su destrucción son aún dudosas y controvertidas, pero deben ser puestas en relación con las actividades y conflictos entre los propios grupos ibéricos, bien de la zona o bien de otras áreas más amplios, que incluirían el altiplano castellano, la zona de la Hoya de Alcoy y el Condado de Cocentaina o el valle del Vinalopó. No olvidemos que estamos en un área con muchos asentamientos ibéricos, y que es una zona con pasos naturales entre el interior y la costa y que se buscó su control y dominio de las tierras de cultivo.
Después de la visita al poblado regresamos por el mismo camino que utilizamos en la ida hasta el punto marcado como Recto entrada en donde ahora nos desviaremos por nuestra izquierda en descenso por una senda por la que debemos ir con cuidado pues aunque no es peligrosa pero si podemos encontrarnos con algún pequeño resbalón, pasaremos por algún tramo con la vegetación un poco mas espesa, aunque no constituye ningún impedimento. Después de unos 800 metros nos encontraremos con la Casa de la Bastida o Corral de Sarrión. 
Casa de la Bastida o Corral de Sarrión

Desde esta cas continuaremos por el camino que en unos 900 metros nos entrara de nuevo en el termino de Fontanars del Alforins, y a unos 300 metros de este punto llegaremos al marcado como Izquierda, que será el punto común en la ida y la vuelta. Continuaremos durante unos 2000 metros sin abandonar este camino que discurre entre una buena cantidad de pinos que nos hacen mas fresco el recorrido y que nos conducirá hasta el punto en donde comenzamos nuestra ruta de hoy, y en donde la daremos por finalizada.
Gracias por la ayuda en la descripción de la ruta a es.wikipedia.org y penyalargilaga.blogspot.com
Hasta pronto.

TRACK

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