martes, 9 de mayo de 2023

Altura, Santuario de la Cueva Santa - V.G. Montmayor - Rambla de la Torrecilla

Paraje desolador
Fecha: 7/5/23
Tipo de ruta: Circular
Lugar de inicio: Altura, Alto Palancia, Castellón
Hora de inicio: 7 h 24 min
Duración: 4 h 26 min
Distancia: 10.43 Km
Dificultad: Media
Altura mínima: 646 m
Altura máxima: 1015 m
Índice IBP: 56
Calificación (1-10): 8
Recorrido: Altura, Santuario de Ntra. Sra. de la Cueva Santa – Senda del Bastión de la Calderona – V.G. Montmayor – Barranco del Portillo – Cueva del Latón – Área recreativa Fuente de la Torrecilla – Rambla de la Torrecilla Montero – Desembocadura Barranco de Agullón – Altura, Santuario de Ntra. Sra. de la Cueva Santa.
Datos técnicos:

Cómo llegar:
Esta semana la ruta discurre por las cercanías de Altura.
Salimos de Algemesí por la calle Valencia por la carretera CV-42 con dirección a Valencia, para enseguida tomar la entrada a la antigua autopista de peaje AP-7, continuando con dirección a Valencia, por esta autopista enlazaremos con la A-7, Autovía del Mediterráneo, con dirección a Valencia, continuaremos por la circunvalación con dirección Madrid-Barcelona, por la A-7 hacia Sagunto, y antes de entrar en Sagunto nos desviaremos por la A-23, Autovía Mudéjar, antigua carretera N-234, pasaremos las poblaciones de Gilet, Estivella, y Soneja y una vez a ala altura de Segorbe, tomaremos la salida nº 31, por la CV-25 con dirección Segorbe/Altura. Nos encontraremos con una primera rotonda en donde continuaremos por nuestra izquierda abandonando la rotonda con dirección a Altura, por la la CV-25 pasaremos bajo la autovía A-23, y nos encontraremos con una nueva rotonda en donde continuaremos recto sin abandonar la CV-25 con dirección a Altura. Atravesamos la población sin abandonar la CV-25 y después del polideportivo encontraremos una nueva rotonda en donde debemos continuar recto tomando la salida señalizada por la CV-245 con dirección a Alcublas y la Cueva Santa.
Recorreremos por esta carretera unos 11 kilómetros y después de pasar la señal del kilómetro 28 nos quedaran a recorrer unos 500 metros para llegar una zona de aparcamiento en el Santuario de la Cueva Santa, a nuestra izquierda en donde en donde podremos aparcaremos nuestro coche, para dar comienzo a nuestra ruta de hoy.

Descripción de la ruta:
Esta semana la ruta discurre por las cercanías de Altura.
Comenzamos nuestro recorrido por la derecha de la antigua hospedería por una pista por la que discurre la Senda del Bastión de la Calderona, senda por la que caminaremos en buena parte de nuestro recorrido. Desde donde hemos aparcado recorremos unos 200 metros y nos encontraremos con una bifurcación, marcada como Derecha bifurcación, desde donde continuaremos por nuestra derecha. Recorremos ahora un centenar de metros y nos encontramos con una nueva bifurcación, marcada como Izquierda, en donde continuaremos por nuestra izquierda, pues por nuestra derecha será por donde regresaremos.
La mayor parte del recorrido discurre por una zona que ha recibido el castigo de varios incendios, pues los restos calcinados parece que hayan sufrido diversos incendios, lo que da pena verlos, pero ya comenzamos a ver la recuperación del monte bajo. Continuamos unos 400 metros para llegar al punto marcado como Izquierda pista, en donde continuamos por nuestra izquierda y a tan solo unos 50 metros nos encontramos con otra bifurcación esta vez marcada como Derecha pista, en donde continuaremos por nuestra izquierda por la misma Senda del Bastión de la Calderona, que la encontraremos señalizada con unos pequeños rayos rojos pintados en el suelo de nuestros caminos. Continuamos unos 150 metros para llegar a un cruce con una pista en el punto marcado como Recto, en donde continuamos recto abandonando las marcas blancas y rojas del GR-10, pero siguiendo las señales del los rayos rojos que por senda nos conducirán, tras recorrer unos 900 metros hasta el cruce con una pista cementada en el punto marcado como Izquierda pista cemento que nos llevara en unos metros hasta el observatorio forestal, junto al cual se esta construyendo lo que parece una ampliación del mismo y en donde encontraremos pegado al vallado el vértice geodésico de Montemayor, en donde nos detenemos unos instantes. El Alto de Montmayor, por su altitud y ubicación a 1.015 metros constituye un enclave privilegiado en el corazón de la Sierra Calderona que permite otear simultáneamente los valles de los ríos Turia y Palancia desde un paraje que conjuga ecosistemas de considerable valor ecológico. El bosque de pino carrasco y el encinar son los protagonistas en un proceso de recuperación que cubre progresivamente las laderas donde se yerguen todavía algunos ejemplares monumentales de sabina albar.
V.G. Montemayor

Comenzamos a descender por el camino cementado durante un centenar de metros y tras sobrepasar una primera curva llegaremos al punto marcado como Derecha cortafuegos, abandonaremos el camino asfaltado por nuestra derecha comenzando un descenso monte a través sin señalización, aunque pasaremos junto a lo que fue un poste indicativo, pues encontramos el poste pero sin ninguna paleta, que nos guie, pero si que poco a poco iremos viendo una senda mas clara y algunas marcas de los rayos rojos que nos indican que seguimos por el buen camino, y recorreremos unos 600 metros para llegar al punto marcado como Izquierda1, en donde continuaremos por nuestra izquierda, ahora ya por una senda algo mas fácil de seguir.
Seguimos adelante y a unos 350 metros llegaremos al punto marcado como Barranco del Portillo en donde continuaremos cruzando este barranco y continuando por otro barranco que es afluente al del Portillo durante unos 200 metros para llegar al punto marcado como Salida barranco, en donde abandonaremos el barranco y continuaremos por nuestra derecha en ascenso. A unos 120 metros desde este ultimo desvío encontraremos a nuestra derecha a unos metros de la senda la Cueva de Latón.
Cueva del Latón

Es una pequeña cavidad que resulta útil como refugio o vivienda, y de hecho aún persisten restos de haber sido utilizada de este modo, ya que su boca, hundida y disimulada en el terreno, 2 metros de anchura libre por 1'4 metros de altura, está parcialmente cerrada o disimulada con pared de piedra en seco. Su interior está constituido por un espacio de 12 metros de longitud por unos 4 metros de anchura, en cuya bóveda, hacia el fondo de la sala, se abre una chimenea. En la parte SW de este espacio existe una galería de apenas 5 metros de recorrido. El suelo de la cavidad, bastante llano polvoriento parece que está dividido en diferentes espacios por piedras y restos de paredes de piedra en seco. De nuevo nos incorporamos a la senda por la que hemos llegado y en tan solo un centenar de metros llegaremos al punto marcado como Derecha, en donde nos encontramos en el cruce con una senda algo mas ancha y por la que continuaremos por nuestra derecha y a pocos metros encontraremos los restos de unas colmenas que en su día estuvieron colocadas ene este lugar y por donde nosotros recorreremos unos 500 metros para llegar al punto marcado como Izquierda descenso, en donde continuaremos por nuestra izquierda mas o menos de una forma irregular por lo que nos vendrá muy bien el poder consultar nuestro GPS e ir descendiendo, hacia nuestra izquierda. Continuamos durante unos 300 metros para llegar al punto marcado como Derecha1 y en donde continuamos por nuestra derecha durante unos 200 metros para llegar al cruce con un pequeño barranco por el que seguiremos unos 50 metros y lo abandonaremos para en unos 250 metros llegar hasta el Rambla de la Torrecilla Montero.
En este punto encontraremos un área recreativa con una fuente con un abrevadero, mesas y asientos y un paellero, nos detenemos en este lugar para reponer fuerzas con nuestro acostumbrado almuerzo, sin prisas pero sin pausa damos cuenta de nuestro almuerzo bien regado con algún trago de vino.
Área recreativa de la Torrecilla

Una vez finalizado retomamos nuestros camino que continua por una senda por el mismo cauce de la rambla, pasaremos junto a un deposito de agua para la lucha contra incendios, que dejaremos a nuestra derecha. Esta senda es fácil de seguir, pues tan solo hay que seguir el trazado de la rambla aguas abajo. Ahora recorremos, desde el punto en donde almorzamos unos 1800 metros y pasaremos junto al punto marcado como la desembocadura de Barranco de Agullón por nuestra izquierda y continuaremos unos 2300 metros por la rambla, hasta llegar al punto marcado como Derecha3 en donde nos desviaremos por nuestra derecha, en ascenso abandonando el cauce de la Rambla, por una zona monte través, hasta poder conectar con una senda algo visible. Seguiremos esta senda durante unos 100 metros y que poco a poco nos conducirá al cruce con la Senda del Bastión de la Calderona, en el punto marcado como Izquierda, punto por el que pasamos al inicio de nuestra ruta, y que ahora será el punto en donde continuando por nuestra izquierda comenzaremos a desandar el camino que por nuestra izquierda nos conducirá hasta el Santuario de la Cueva Santa y al punto en donde dejamos nuestro coche y en donde daremos por finalizada nuestra ruta de hoy, y una vez nos cambiamos un poco nos dirigimos a visitar el santuario.
El Santuario de Ntra. Sra. de la Cueva Santa está situado a 811 metros sobre el nivel del mar y a 12 Km. de Altura. Rezuma espiritualidad en el interior de una profunda gruta. Lugar de culto y peregrinación desde tiempos ancestrales, tomo especial significado para el cristianismo desde el hallazgo, en 1502, de una imagen de la virgen a la que atribuyen infinidad de acciones milagrosas. En la actualidad se venera en esta cavidad natural un relieve de alabastro atribuido a Bonifacio Ferrer que es objeto de culto y continuas romerías desde los pueblos del Alto Palancia e inmediaciones. La sima que lo acoge, de 20 m de profundidad, era conocida desde antiguo con el nombre de Cueva del Latonero y en ella encontraban refugio los pastores y sus ganados, así como los pocos caminantes que por allí pasaban. Así fue hasta que en el s. XV, entre 1503 y 1508, es hallada en el interior de la gruta la Santa Imagen, que con posteridad se llamó Virgen de la Cueva Santa, y se erigió la capilla que con el paso del tiempo, se transformo en el actual Santuario.
La imagen, es un bajo relieve de yeso de 20 cm de alto por 10 de ancho, en cuya parte superior se forma una corona de rayos que se estrecha como la tercera parte de su altura total formando dos ligeras curvas. Representa el rostro anciano de la Virgen con traje de viuda, sobretoca, con el rostro y el cuello descubierto, bajo el cual abrocha la toca.
Dichas imágenes las realizaba y repartía a las gentes Fray Bonifacio Ferrer en la Cartuja de Vall de Cristo de Altura. Llama la atención que la imagen, aun siendo de yeso, no se deteriora por la humedad con el paso del tiempo, pese a que la cueva en la que esta ubicada, presenta una humedad harto apreciable, deteriorando todo objeto de hierro o madera que en ella se deposita.
Precisamente la historia de la Cueva Santa se remonta al año 1410, cuando Fray Bonifacio Ferrer ingresa en la Cartuja de Vall de Cristo, pues en su celda, creó el molde para la fabricación de las imágenes. Estas eran repartidas por el propio fraile a los pastores, para que estos le dieran culto en sus refugios durante sus ausencias del pueblo, pues su tamaño, permitía llevarlas en el zurrón sin ocupar apenas bulto.
La Cueva Santa

Uno de aquellos pastores con su ganado, se resguardó un día en la espaciosa Cueva del Latonero, pues sabía que allí había un manantial donde podría abrevar y descansar tanto él, como el ganado, quedando mejor resguardado de las inclemencias meteorológicas. El pastorcillo, colocó la Virgen en un rellano de la roca, y allí la arreglaba con florecillas silvestres y le rezaba sus oraciones. Pero cuando, no se sabe el motivo, abandonó la cavidad, no se llevó consigo la imagen que le había dado el fraile cartujo, quedando allí olvidada en un rincón.
Casi cien años tuvieron que pasar, para que otro pastor de la vecina población de Segorbe, que también entró a pasar la noche con su rebaño, reencontrase la Imagen abandonada. Se cuenta que cuando el pastorcillo ya empezaba a dormitar, vio la aparición de la Virgen, la cual le indicó donde encontraría una imagen suya para que pudiera darle culto.
El pastor fue a buscar en el lugar indicado, y allí, efectivamente, encontró la imagen fabricada por Fray Bonifacio Ferrer. La transcendencia de aquel hallazgo, seguido de otros portentos atribuidos a la Virgen, fueron atrayendo a muchísimos devotos de la comarca hasta aquella milagrosa Cueva, que en los primeros tiempos quedaba bajo los cuidados de voluntariosos ermitaños.
Sin embargo no fue hasta el año 1574 cuando, en Jérica, al matrimonio formado por Isabel Martínez y Juan Monserrate se les desterró del pueblo, debido a que Juan, había contraído la lepra, enfermedad entonces maldita. En su largo y desolado caminar, llegan a esta Cueva, de la que ya habían oído que en ella tenia su morada una Virgen que obraba milagros a los más necesitados. Isabel, al ver la Virgen, le pide curación a su marido, mientras que a la vez iba lavando las heridas de este con el agua que destilaban las paredes de la gruta. Al noveno día de lavados y rogativas, Isabel contempló atónita como todas las llagas de su esposo habían desaparecido por completo, así como también los dolores que estas le causaban.
Entusiasmados por la buena nueva, deciden retomar el camino a Jérica con la esperanza de ser de nuevo admitidos, pero los jurados de la villa, toman repentina curación por brujería y los repudian de nuevo. Con todas las ilusiones destrozadas, vuelven a la gruta, donde se encontraron a una pareja formada por un fraile, y una anciana en traje de luto. Al ver aparecer al matrimonio tan tristes, les preguntaron qué era lo que les causaba tal tristeza, y el matrimonio les relató emocionados los hechos. Al acabar el relato, el fraile extrajo un pergamino y escribió unas letras a los jurados de Jérica para certificar los hechos.
De nuevo Juan e Isabel parten hacia Jérica con nuevos ánimos, y al llegar a sus puertas, piden que se acercase el Justicia, al cual entregaron el pergamino escrito por el religioso, como prueba de la ausencia de brujería, y sí del favor Divino. Pero ocurría que cuando este intento leerlo, las palabras se volvieron borrosas, resultando el texto ilegible. El Justicia, entregó el pergamino a los Jurados, pero a estos les ocurría lo mismo. Así que finalmente fue a parar a manos del Párroco, que tras leer el contenido, observo que tales palabras sólo podían haber sido escritas por mano santa, y tras escuchar las descripciones dadas por Juan e Isabel, ahora ya readmitidos, sobre quienes les habían entregado el pergamino, el cura no dudo en afirmar, de que habían sido la mismísima Virgen, acompañada por S. Vicente Ferrer (hermano de Fray Bonifacio) los autores de dicho manuscrito, organizando para el siguiente domingo, lo que fue la primera romería de acción de gracias a la Cueva Santa.
Isabel, pese a ver sido readmitida en su pueblo, no olvido a la Virgencita que tanto le había ayudado, y cada sábado subía, a veces con más gente, a limpiar la cueva y ponerle flores a la Virgen, quedándose allí a pasar la noche. Una de aquellas noches, los perros empezaron a ladrar y a ponerse nerviosos, y al ir a ver que ocurría encontraron a un matrimonio acompañado por su hija, a que invitaron a entrar y dieron de cenar, y al preguntarles que de donde procedía, estos respondieron que de Altura. A la mañana siguiente, al despertar, el matrimonio y la niña ya habían partido, y tras indagar si alguien los conocían, se dieron cuenta de que habían sido visitados por S. Joaquín y Sta. Ana, acompañados por la Virgen niña, que habían bajado de Las Alturas.
La Cueva Santa

Pasó el tiempo, e Isabel, que se encargaba permanentemente de los cuidados de la Cueva, observaba que en la cueva la imagen no estaba segura, pues aparte de que entraba mucho ganado, comenzaban a subir moriscos buscando, no a la Virgen, sino el agua que curaba, aunque sí que dejaban limosnas por los "favores" que "el agua" les hacia. Visto lo visto, un día, decidió llevarse la imagen a su casa de Jérica, así que cogió a la Virgen, la metió en una cesta de mimbre, y comenzó a caminar. Pero al llegar a la cercana fuente de Rivas, abrió la cesta y observó asombrada que la Virgen ya no estaba. No muy convencida, pensó es que de las ganas igual se le había olvidarlo cogerla, cosa que casi se terminó de creer cuando al subir de nuevo a por ella, la encontró en el mismo lugar del que la había cogido.
Pero Isabel no desistió de su idea, así que esta vez, una vez metida la imagen la cubrió con hojas de higuera y ramitas para que no se le volviera a escapar, además pensaba bajar hasta Jérica sin descansar para no tener que abrir la cesta. Emprendió de nuevo el camino, y al faltar unos kilómetros para llegar a Jérica, abrió la cesta para ver si la imagen todavía estaba, no fuera a ser que al llegar al pueblo la tomaran por tonta. Y cual fue su sorpresa, al destapar las hojas, descubrir que de nuevo, la Imagen Divina había vuelto a desaparecer. Entonces ya comprendió Isabel, que la Virgen quería estar en la cueva que ella misma había elegido, para poder allí atender a cuantos se lo solicitasen.
En los dos lugares en que Isabel descubrió que la imagen no estaba en su cesta, se ha erigido unos pilones como señal, uno al lado de la carretera unos metros más arriba de Rivas, a la izquierda, y el otro en el camino por el que vienen en romería los vecinos de Jérica.
En vista de la gran afluencia de gente que iba a la Cueva Santa, y para mayor cuidado de la misma, se hacen cargo de su cuidado, las autoridades de Altura por estar la gruta en dicho término, colocando entonces una puerta para impedir la entrada de ganado, y un cepo para recoger las limosnas, con las que construirían una pequeña Capilla con Altar.
Pero Altura entonces era feudo cartujo, y entendiendo los frailes que aquello era un lugar de culto, deciden en 1592, subir los cartujos al Santuario, para hacerse cargo de éste. Durante su estancia mejoran las infraestructuras de la Cueva. También pusieron una campanilla, la cual es conocida porque cada vez que suena, es señal de que la Virgen ha realizado un milagro. Considerando que la imagen que había de yeso era demasiado pobre para recibir tanta admiración, subieron una imagen de alabastro de la Cartuja denominada "la Primitiva", relegando la de yeso a un segundo plano.
Pero ni la feligresía de los alrededores, ni la villa de Altura estaban conformes, ni con el cambio de imagen de la Virgen ni con la ocupación de los monjes, por lo que comienzan una serie de actos legales que finalizan en 1606 con la expulsión de los frailes de la Cueva, que se llevaron la Virgen que habían traído, y colocaron nuevo en su lugar, la original y antigua de yeso.
Aquella victoria en los tribunales, provoco una mayor devoción entre el pueblo, de manera que a partir de entonces, se comenzó a solicitar el traslado de la Virgen en romería a los pueblos casi constantemente, llegando a haber disputas entre algunos por quererla tener en ellos, lo que motivo que, mucho tiempo después, en 1950, para evitar disputas, tuvieran que ser los pueblos los que vayan al Santuario a adorar a la Virgen, y no la Imagen a aquellos.
Pero como ya se ha dicho, eso ocurrió mucho tiempo después. Durante los s. XVII y XVIII los traslados de la Virgen a Segorbe eran muy constantes. La mayoría de las ocasiones era para solicitar por intercesión de la Virgen de la Cueva Santa, la lluvia que necesitaban los campos. La de más relevancia fue la 11 traslación, realizada en 1726. Ese año se abatió sobre tierras valencianas una sequía general que puso en peligro las cosechas. En tal circunstancia se decidió bajar a la Virgen de la Cueva Santa hasta la catedral de Segorbe y hacer una fervorosa rogativa en la que participaron gentes de muchos pueblos. Y cuentan las crónicas que los labradores de la huerta valenciana decían: "no plourà fins que no ixca la palometa", pues a esta imagen se la llama cariñosamente la Blanca Paloma. Continua la misma crónica que, “el 27 de febrero, que era martes, amaneció lloviendo y nevando, y siguió así toda la semana, hasta llenar la medida de los deseos de todo el Reino”.
Quizás sea desde entonces que los niños cantasen aquello de : Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva…
Restos del poste direccional

La 34 vez que se trasladó la Virgen, fue a Altura, desde el 17 de marzo al 6 de abril de 1915, alumbrando el 25 de marzo el agua del manantial del Berro, celebrándose a partir de entonces la fiesta de agradecimiento bajo la advocación de esta Virgen, bajo cuya protección se halla el manantial.
No se cesa de repetir, que cada vez era mas la devoción popular hacia esta advocación Mariana. Debido a esto las autoridades de Altura, comenzaron a realizar mejoras en las infraestructuras de la cueva. Así, en 1645 se agranda la Cueva y se construye la Capilla del Santo Cristo de la Comunión, a la izquierda de la escalera.
Dos años después se construiría el Altar del Cristo de los Milagros, nada más traspasar el umbral de la puerta que da acceso al Santuario. Sobre el Altar de esta capilla, de talla antigua y estilo irregular, está colocada la venerable efigie del Crucifijo. De este Santo Cristo hay un milagro muy conocido, el del ciego de nacimiento. Allá por el año 1649, llego al Santuario un ciego de nacimiento acompañado por un lazarillo. Este, al pasar junto al Cristo, le indicó al ciego la presencia de la Cruz, y este se arrodilló y pidió con vivas ansias curación para su mal, y ¡oh, milagro!, el ciego ante el asombro de algunos testigos, recobro la vista.
Al oír el bullicio organizado por la alegría del ciego, salió el capellán a ver qué es lo que ocurría, y al enterarse del prodigio, le pregunto al antes ciego, que por qué si había venido a pedirle ayuda a la Virgen, todavía no había bajado a verla. El ex-ciego no supo muy bien que contestar, y el clérigo le dijo que de inmediato fuese a ver a la Virgen, y que le pidiese que únicamente le conservara la vista si con ello no ponía en peligro su alma. Bajo el ex-ciego algo indeciso y se postró ante la imagen de la Virgen, repitiendo las palabras que el cura le había dicho, y nada más terminar de decirlas, quedo ciego de nuevo, pero por primera vez en su vida, contento de serlo, sabiendo que al final, su alma quedaría limpia, yéndose del Santuario cantando y narrando a todos lo ocurrido.
Esta capilla fue restaurada en 1915, reformándose, al igual que el Altar, de manera que se pudiera celebrar la misa. El Santísimo Cristo que hoy se venera fue cedido por la familia Bruno Sebastián, ilustre abogado de Altura.
También en la capilla de Ntra. Sra. de la Cueva Santa se realizaron obras de mejora. Tiene esta unas dimensiones de 7´5 x 5´8 metros. Sus muros son gruesos, de sillería hasta una altura de un metro, y de mampostería el resto. El piso es de azulejos y sus paredes antiguamente también estuvieron recubiertas de ellos. A ambos lados del retablo, se abren dos vanos o puertas que dan acceso a la sacristía.
El retablo tiene pedestales, y columnas salomónicas dobles de jaspe, entre las que se hallan las estatuas de S. Joaquín y Sta. Ana, de mármol y de buena factura. En el segundo cuerpo hay una tabla de mármol de medio relieve representando a S. Joaquín y Sta. Ana, llevando de la mano a la Virgen Niña, tal como los vio bajar Isabel Monserrate a la Cueva. En medio del retablo se abre un espacioso nicho, coronado de hermosa concha de jaspe, que sirve de aposento al precioso relicario donde se halla la Sagrada Imagen. Este, representa la entrega de una imagen por parte del Vble. Fray Bonifacio Ferrer, artífice de la Imagen, a un pastor. Bajo la Virgen cuelga un campanita, recordando la que suena cada vez que Ella hace un milagro, y que nadie sabe donde está. El bastón que hay apoyado en el relicario, es el que en 1955 dono el Ayuntamiento de la Villa de Altura, para nombrarla Alcaldesa Perpetua de esta población. Este bello retablo fue donado por la Duquesa de Segorbe, Doña Catalina de Aragón, en 1695, y bajo el lugar donde de encuentra el Sagrario, esta colocado el escudo de la Casa Ducal. La mesa del altar, el frontal y la tarima, están hechos de jaspes, mármoles y piedra negra. También se construyó por entonces la torre campanario, construida toda ella de sillería, de 10 metros de alta.
Existía también desde antiguo, una hospedería para aquellos fieles que deseasen quedarse para realizar las novenas. Con motivo de unas reparaciones en la Hospedería en 1714, había de levantarse una viga de considerables dimensiones, que entre seis hombres no podían alzar, por lo que decidieron esperar a que llegase ayuda. Hubo quien fue a rogarle a la Virgen para que llegase pronto, y al poco rato de hacer las plegarias, aparecieron dos jóvenes robustos a quienes se les presento el capellán y les invito a prestar ayuda, accediendo los jóvenes con mucho gusto, y más si era en servicio de la Virgen. Así pues, diciendo y haciendo, en un momento estuvo colocada la viga en su sitio. Y cuando fueron a buscar a los jóvenes para darles las gracias, estos habían desaparecido, teniendo el hecho como milagroso. Posteriormente, la Hospedería volvería a ser reformada en 1880, pero al caer parte de la fachada, tuvo que ser retocada de nuevo en 1930.
Las postrimerías del siglo XVIII todavía serian testigo de otro de los prodigios señalados. La historia viene a ser esta: Un soldado, acampado por la vecina comarca de los Serranos junto a su regimiento, es herido por un compañero a traición, y éste, antes de desfallecer, le jura venganza. Cuando ya estuvo recuperado, se le ordeno regresar a su acuartelamiento situado en Segorbe, teniendo que pasar para ello por el Santuario de la Cueva Santa.
Al hacerlo siente deseos de confesarse y arrepentirse por sus sentimientos, pero no lo hace por el juramento de venganza realizado ante todos sus compañeros. Así pues, decidió continuar su camino, pero, poco antes de llegar a Rivas, el caballo, clavó la pata en una roca y tiro a tierra al soldado. Desde el suelo, observa el soldado un repentino resplandor, y en medio ve a la Virgen, la cual le pregunto el porque no subía a confesarse.
El soldado cree haber visto una alucinación a raíz del golpe, y decide hacer caso omiso y continuar su marcha. Pero en cuanto reinició su camino, el caballo volvió a clavar la pata, tirando nuevamente al suelo al soldado, que volvió a tener la misma visión, entonces le promete a la Virgen subir a confesarse. Una vez en la Cueva le comenta al sacerdote lo ocurrido y este le confiesa; pero el soldado no siente que su arrepentimiento por el compañero haya desaparecido, por lo que el cura al saberlo, le hace rezar delante de la Virgen tres salves, para posteriormente volverlo a confesar, quedando el soldado ya satisfecho. Con el alma libre de culpa, retoma el soldado su camino hacia Segorbe, y al llegar al lugar de las caídas equinas y la aparición, esta vez sin tropezones, se dio cuenta que, en la roca del suelo, había quedado marcada la huella de su corcel.
Para conmemorar aquel insólito caso se levantó el conocido como Pilón de La Pota del caballo, que se encuentra situado en la parte izquierda de la actual carretera de acceso al Santuario, aunque su construcción se realizó en el antiguo camino. En el Pilón, se pude contemplar un retablo cerámico alusivo al hecho, y en el que se lee lo siguiente: De María luz bella a Yolaville derriba que su altar contrito arriba. Ved del caballo la huella.
Y ciertamente debajo del pilón parece distinguirse la huella de un caballo.
El último de los prodigios atribuidos a esta Virgen de la Cueva Santa, es la curación en el año 1997 de una mujer enferma de Parkinson, que bebió del agua que manaba de la Cueva.
La llegada del siglo XX, comienza con la subida en romería, en 1917, de los restos de Fray Bonifacio Ferrer, colocándolos en un sepulcro situado en la Capilla del Stmo. Cristo.
El 24 de abril de 1922, llega al Santuario la Comunidad Carmelita para hacerse cargo de su mantenimiento y prestar los servicios necesarios a los peregrinos, utilizando parte de la hospedería como convento. Esta Comunidad se marchó en 1972.
El vandalismo ocurrido durante la Guerra Civil Española, también llegó hasta el Santuario Mariano, donde los restos de Fray Bonifacio Ferrer fueron expoliados, y la Imagen que desde el siglo XV había permanecido presidiendo la Santa Cueva, partida en varios trozos. Al terminar la contienda, una familia valenciana donó otra Imagen, que por tradición familiar había pertenecido a estos desde los tiempos del Venerable Padre Cartujo, al que se le construyó, en 1955, una estatua, donde desde un lugar privilegiado contempla la Calderona, al tiempo que observa su Cartuja, lugar donde fue enterrado.
Ese mismo año es nombrada la Virgen de la Cueva Santa, alcaldesa perpetua de la Villa de Altura, y 10 años después, es nombrada por el Papa Pío XII, patrona de los espeleólogos Españoles, los cuales en su honor portan una imagen de esta que fijan en cada una de las cuevas exploradas.
La sección de exploradores subterráneos del Centro Excursionista de Valencia, ha intentado explorar científicamente la cueva, buscando las grandes galerías, lagos, ríos y rocas con formas curiosas mencionadas por José de la Justicia en sus anotaciones. Aunque estos no han sido hallados, sí en la tercera incursión, a unos 55 metros de la entrada encontraron una roca con forma de fraile yaciente. Dicha roca sí es mencionada por la Justicia al igual que una con forma de mesa con varios personajes sentados en forma de convite.
La Virgen de La Cueva Santa también es Patrona de la Diócesis Segorbe-Castellón, y está en trámite el que sea también declarada Patrona de los Jubilados Españoles, sugerencia que salió desde la Unión de Jubilados y Pensionistas de Altura, y que pronto ha sido apoyada por muchísimas asociaciones de este tipo de toda España.
No es raro subir cualquier día hasta el Santuario, y encontrarse con autobuses o infinidad de coches que llegan procedentes de algún punto de la Región valenciana o aragonesa en romería, para adorar a la Virgen, si bien, la primera romería de carácter oficial es la que realiza el pueblo de Altura, el ultimo domingo de Abril, única ocasión en que la Imagen de Yeso es bajada de su altar y ofrecida a la feligresía para besarla.
Como puede verse, el culto a la Virgen, se combina en este Santuario con el goce de la Naturaleza, convirtiéndose de esta manera, en un lugar inolvidable para todo aquel que sube hasta él para ver ese nido que en las entrañas de la tierra tiene la Blanca Paloma de la Virgen de la Cueva Santa.
Gracias por la ayuda en la descripción de la ruta a www.cuevascastellon.uji.es y es.wikiloc.com (eoc) y pabloonce.blogspot.com
Hasta pronto.


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