Lugar de inicio: l'Alcora, Alcalatén, Castellón de la Plana
Hora de inicio: 7 h 35 min
Duración: 4 h 48 min
Distancia: 12.82 Km
Dificultad: Media
Altura mínima: 236 m
Altura máxima: 539 m
Índice IBP: 62
Calificación (1-10): 9
Recorrido: l’Alcora, Ermita de San Vicente– Senda SL-CV 90 – Senda PR-CV 120 – La Roca Morena – Molino de Palomet – Molino del Pantano – Presa del Embalse de l’Alcora – Molino del Pantano – Río de Alcora – Mas del Molí – Barranco de la Solana – CV-190 – Barranco de Monmirá – Castillo de l’Alcalatén – Ermita de San Salvador – Urbanización Cami dels Bandejats – CVC-190 – Río Alcora – Font Nova y Lavadero – Barranco de San Vicente – Fuente de San Vicente – Area recreativa de San Vicente – l’Alcora, Ermita de San Vicente.
Datos técnicos:
Cómo llegar:
Salimos de Algemesí por la calle Valencia por la carretera CV-42 con dirección a Valencia, para enseguida tomar la entrada a la antigua autopista de peaje AP-7, continuando con dirección a Valencia, por esta autopista enlazaremos con la autovía A-7, Autovía del Mediterráneo, con dirección a Valencia, pasaremos de largo la capital y continuaremos por la A-7 hacia Sagunto, para después continuar hacia Vall d'Uxó y después llegar a la población de Nules, donde nos desviaremos a nuestra izquierda por la CV-10, Autovía de la Plana, con dirección a Betxí. Desde la población de Betxí y continuando siempre por la CV-10, cruzaremos la carretera CV-20, tomaremos la salida n.º 16 y continuaremos por la CV-16, carretera de l'Alcora, carretera que en la primera rotonda, seguiremos desviándonos por nuestra izquierda con dirección a l'Alcora. Poco después en una rotonda tomaremos la CV-160, durante un pequeño tramo para enseguida desviarnos por la CV-190, que nos llevará a l'Alcora. Bordeamos la población , dejándola a nuestra izquierda y continuando por la CV-190 con dirección a Lucena. En la siguiente rotonda nos desviaremos por nuestra izquierda, abandonando la CV-190 y continuando por la Calle Pais Valenciá y en unos metros nos desviaremos por nuestra derecha por la calle La Azulejera, siguiendo las indicaciones a la Font Nova, continuaremos por la calle Hermano Martín Salvador y continuaremos con precaución por este camino que parece casi casi peatonal, bordeando el barranco de San Vicente y llega al paraje y ermita de ese mismo nombre, rodeado de montañas y en medio de frondosa pinada y otra vegetación, en donde aparcaremos nuestro coche.
Descripción de la ruta:
Esta semana la ruta discurre por las cercanías de l’Alcora.
Comenzamos nuestro recorrido desde la misma explanada junto a la Ermita de San Vicente. Este lugar y su entorno, que ya era escenario de rogativas al santo antes incluso de construirse la ermita, siempre ha sido muy visitado por los alcorinos, que disponen de un área recreativa en sus proximidades con paelleros, bancos, mesas y fuentes, parque infantil, etc.
La tradición ligada a este lugar cuenta que allá por el año 1525 vivía en una de las masías cercanas una joven pastora llamada Constanza Pallarés, quien solicitó la intervención del santo en un momento de apuro, se dice que invocó su ayuda para recuperar unas mulas que había perdido, y San Vicente se le apareció concediéndole su ruego. Conocido el hecho por los vecinos, el paraje se convirtió en centro de peregrinación y Constanza prometió edificar allí una ermita dedicada al santo cuando pudiera reunir los fondos suficientes. A tal fin legó en su testamento una dote que, unida a otras aportaciones y limosnas, permitieron cumplir su promesa.
El hecho es que en 1598, con licencia del morellano obispo Gaspar Puneter, comenzaron las obras de la ermita que se pudo inaugurar el 25 de marzo de 1609. El edificio original, que debía ser mucho más modesto, se amplió y restauró profundamente en 1798 dándole su aspecto actual. Actualmente mantiene un perfecto estado tras unas obras de rehabilitación llevadas a cabo en 1985.
La ermita es un bello edificio construido en una explanada rodeada de arbolado y frente a la que se extiende un cobertizo en el que se abren cuatro arcos, antiguo refugio para las caballerías. Adosada al lado de la epístola tiene la vivienda del ermitaño y la espaciosa casa-hospedería, en la que se proporcionaba a los penitentes allí alojados sal, vinagre y lecho durante nueve días. Los paramentos del lado opuesto están reforzados por tres sólidos contrafuertes y al exterior destaca la cabecera cuadrangular y la esbelta cúpula de tejos morunas, con linterna y una pequeña cúpula. La fachada está totalmente blanqueada a excepción de la piedra sillar en esquinas y rodeando los huecos, que se ha dejado a la vista. La puerta es de dos hoja de madera en arco de medio punto formado por amplias dovelas. Sobre ella hay un azulejo con el nombre de la ermita y una ventana alargada y abocinada. Truncando el frontón triangular se alza la espadaña de tejadillo, sencilla y con una abertura para la campana.
El templo es de una sola nave cubierta por bóveda de cañón, con dimensiones de 25,5 metros de longitud y 6 metros de anchura. Posee coro alto a los pies y crucero poco desarrollado, sólo mide 7 metros, cuyos brazos no sobresalen al exterior. Sobre él se eleva la cúpula con representación pictórica de los atributos del santo en las pechinas. Como el resto de la capilla está elegantemente decorada con molduras blancas, esgrafiados y escayolas siguiendo el gusto dieciochesco. Destaca también el zócalo de azulejos que recorre las paredes, original de la fábrica del Conde Aranda. El techo en cascarón del presbiterio está ocupado en su totalidad por una pintura mural representando a la Santísima Trinidad, con la Virgen y San Vicente. El altar mayor está presidido por imagen en talla moderna del santo titular en su hornacina.
De las muchas romerías que se celebran en l'Alcora, la de San Vicente es, sin duda, la más festiva. Su imagen es bajada procesionalmente a la parroquia el domingo de Pascua. El día del santo, segundo lunes de Pascua, se la devuelve al ermitorio en animada comitiva en la que participan gigantes y cabezudos, la reina y sus damas de honor, banda de música y numerosos vecinos. En la ermita se oficia misa en valenciano, se cantan los Gozos y se almuerza en los alrededores, no faltando la música popular ni los dulces, que es tradición comprar en abundancia en esta fecha.
Comenzamos nuestro recorrido por la parte trasera de la ermita por un camino cementado que en un centenar de metros dejaremos, para desviarnos por nuestra izquierda ahora ya por senda siempre en ascenso. Continuamos por esta senda durante unos 350 metros para llegar al punto marcado como Derecha senda en donde nos encontramos con una bifurcación y en donde continuaremos por nuestra derecha por senda algo mas estrecha. Seguimos ascendiendo durante unos 550 metros para llegar al punto marcado como Derecha, en el que encontraremos un poste señalizador con unas paletas y en donde debemos continuar ascendiendo por nuestra derecha ahora siguiendo las señalas blancas y amarillas del PR-CV 120 con dirección a Toremundo.
Poste indicativo |
En unos 300 metros más llegaremos al punto marcado como Derecha1, en donde continuaremos por nuestra derecha abandonando las señales del PR. Seguimos 200 metros mas de ascenso y llegamos al punto marcado como Derecha2, en donde en esta nueva bifurcación continuaremos también por nuestra derecha, conectando ahora con el Camino de Lucena, del que tan solo recorreremos unos 200 metros para llegar a una nueva bifurcación en le punto marcado como Derecha senda1, abandonando el Camino de Lucena por nuestra derecha. Comenzamos ahora un recorrido que cambia a ser en descenso y llano en su totalidad durante unos 1000 metros para llegar al punto marcado como Derecha3. Seguimos esta senda que rodea uno de los varios montículos, durante unos 300 metros, de forma bastante cómoda hasta llegar al punto marcado como, Izquierda, y en donde continuaremos por nuestra izquierda, abandonando la senda mas marcada junto a un cartel de “Zona de entrenamiento para perros”. Continuamos por esta senda durante unos 600 metros hasta llegar al cruce con una pista en el punto marcado como Derecha4, algo mas ancha estamos en la zona conocida como la Roca Morena, continuamos por nuestra derecha. Este camino nos llevará a pasar en unos 100 metros junto a un deposito de agua, situado a nuestra izquierda y en donde continuaremos descendiendo durante unos 400 metros mas para llegar al punto marcado como Izquierda1, es el cruce con un camino mas ancho y en donde continuaremos por nuestra izquierda cercanos y en paralelo al cauce del río Alcora durante unos 700 metros y pasaremos junto al Azud Viejo situado en el cauce del río a nuestra derecha.
Este lugar marca la separación nominal del río Lucena del río de Alcora, y en sus proximidades, y hasta el embalse, encontraremos buena cantidad de infraestructuras hidráulicas, algunas de notable antigüedad, así como varios molinos.
Unos 300 metros mas adelante llegaremos al punto marcado como Molino de Palomet y nos encontraremos con los restos de un antiguo molino, junto a los restos de una mina y hornos de yeso.
El Molí de Palomet aparece documentado por primera vez en las ordenanzas de la Comunidad de Regantes de la Huerta de l'Alcora de 1907. Pero es muy posible que ya existiera desde antes.
Uno de sus propietarios fue Vicente Gasch Grangel, el primer presidente del Sindicato de Riegos de l'Alcora. Y los últimos molineros, Elodia Domingo Gimeno y Bienvenido Safont Vicente ambos venidos de Vistabella..
Durante este periodo el Molí de Palomet tenía 2 molinos, el de harina y et de gachas, además de una máquina de "limpia".
El yeso se obtiene por la deshidratación del yeso natural llamado sulfato de calcio dihidratado. La escayola es un yeso de grano más fino y refinado. Las juntas de la pirámide de Giza están rellenadas con yeso Los moldes para fabricar cerámica artística, algunos sanitarios y vajillas se fabrican con escayola.
En este espacio podemos observar los restos de 2 hornos de yeso, un molino y, en la parte de atrás, la mina.
En esta mina abunda el yeso sedimentado con capas alternas de arcilla: El más puro es incoloro pero también pueden ver fragmentos de color gris, rosa y blanco. Es un mineral blando que puede ser rayado con la uña.
Los hornos de yeso son una especie de cilindro abierto por la parte superior con una boca de alimentación en la parte frontal. Antes de cargar de material en el horno había que construir un espacio para la "cendrera" (cámara de combustión), elaborando una bóveda en su interior; después podía cargarse el material sobre la bóveda hasta
llenar el tubo que se remataba con un preparado del mismo yeso o arcilla, dejando un espacio de chimenea para la salida de los gases.
Una vez preparado el horno se le daba calda hasta alcanzar temperaturas de 200°C a 400°C utilizando la maleza o monte bajo como combustible.
El resultado de la hornada era el yeso, también llamado escayola, que recibe el nombre científico de sulfato de calcio hemihidrato. Para su utilización, la piedra ya cocida se tenía que moler.
El yeso ha sido utilizado como argamasa para la construcción y también para revestir las paredes y techos, "lucir" las superficies a fin de dejarlas uniformes.
En las últimas centurias también se fabricaron cañizos con yeso y placas de yeso mezclado con pelo de animales u otros aglomerantes para construir falsos techos y rebajar la altura de las estancias.
Uno de los usos más peculiares en la localidad de l'Alcora fue la elaboración de los moldes para la fabricación de las piezas cerámicas.
En la Real Fábrica se contaban por miles y había que reponerlos constantemente por desgaste o rotura. Eran esenciales para poner en producción nuevos modelos y poder replicar las intrincadas tallas de los modelos originales, especialmente en la sección de escultura.
Continuamos nuestro recorrido durante unos 350 metros al lado de una acequia o sobre el techo de hormigón de un canal de agua. Poco más adelante llegaremos al Molino del Pantano, donde hay unos magníficos peñascos, las Rocas del Molí, conserva vestigios de presencia de pobladores musulmanes en esta zona, en las que se practica la escalada y hay una vía ferrata.
El embalse de l'Alcora se sitúa en el municipio del mismo nombre, concretamente en la pedanía de la Hoya.
Su orografía nos brinda un espacio único que genera una sensación de tranquilidad y contacto natural excepcional, donde descubrir el sensacional paisaje natural que rodea el embalse, con el Pico de Penyagolosa o el Castell de l'Alcalatén como telón de fondo. Además, el aislamiento del embalse ha provocado que pase desapercibido para la gran mayoría y, sin embargo, es un enclave único para la práctica de la navegación en kayak.
Se construyó en el lecho del río Lucena del Cid, sobre una superficie de 14 hectáreas y con una capacidad máxima de 2 hm³. La obra fue construida por medio de una presa de gravedad con una altura de 30 metros y una longitud en coronación de 108 metros. Se destina al riego y a la industria. La presa pertenece a la Confederación Hidrográfica del Júcar.
Desde la presa retrocedemos hasta el Molino del Conde de Aranda y ahora cruzaremos el cauce del río por un pequeño puente y continuamos ahora por la otra orilla del río por un camino ancho que en unos 200 metro nos llevará hasta el punto marcado como Mas del Molí y un conjunto de casas de campo, al final de las cuales llegaremos al punto marcado como Derecha5 y en donde nosotros continuaremos por nuestra derecha, por un camino ancho y entre campos de cultivo durante unos 300 metros para llegar al punto marcado como Barranco de la Solana, en este punto entraremos en el barranco y por su cauce recorremos unos 40 metros y buscaremos una senda algo oculta entre la maleza, saldremos del cauce del barranco por nuestra izquierda y tras pasar junto a una inmensa higuera por la cantidad de brazos que de ella salen, veremos a nuestra izquierda un poste direccional al que nos dirigiremos.
Desde este ultimo punto, marcado como Derecha6 continuamos nuestro recorrido por nuestra derecha por camino cómodo entre campos de cultivo durante unos 250 metros y llegamos al punto marcado como Almuerzo, en el que nos detenemos para reponer fuerzas con nuestro acostumbrado almuerzo.
Retomamos la marcha una vez hemos terminado y recorremos por este mismo camino unos 500 metros para llegar al punto marcado como CV-190, al cruce con la carretera asfaltada. Continuamos por nuestra derecha y recorremos unos 120 metros y nada mas cruzar el Barranco de Monmirá nos desviamos a nuestra izquierda, en punto marcado como Izquierda2. Aquí nos encontramos en el cruce con el Camino de Costur y nosotros lo cruzamos y continuamos por un camino de tierra entre ambas opciones durante unos 350 metros en ascenso para llegar al punto marcado como Derecha pista en donde continuamos por nuestra derecha ascendiendo, pasmos junto a la Ermita de San Salvador pero dejamos la visita para nuestro regreso, así que del tirón y tras recorrer unos 850 metros nos acercamos al Castillo de l’Alcalatén.
Este lugar marca la separación nominal del río Lucena del río de Alcora, y en sus proximidades, y hasta el embalse, encontraremos buena cantidad de infraestructuras hidráulicas, algunas de notable antigüedad, así como varios molinos.
Unos 300 metros mas adelante llegaremos al punto marcado como Molino de Palomet y nos encontraremos con los restos de un antiguo molino, junto a los restos de una mina y hornos de yeso.
El Molí de Palomet aparece documentado por primera vez en las ordenanzas de la Comunidad de Regantes de la Huerta de l'Alcora de 1907. Pero es muy posible que ya existiera desde antes.
Uno de sus propietarios fue Vicente Gasch Grangel, el primer presidente del Sindicato de Riegos de l'Alcora. Y los últimos molineros, Elodia Domingo Gimeno y Bienvenido Safont Vicente ambos venidos de Vistabella..
Durante este periodo el Molí de Palomet tenía 2 molinos, el de harina y et de gachas, además de una máquina de "limpia".
El yeso se obtiene por la deshidratación del yeso natural llamado sulfato de calcio dihidratado. La escayola es un yeso de grano más fino y refinado. Las juntas de la pirámide de Giza están rellenadas con yeso Los moldes para fabricar cerámica artística, algunos sanitarios y vajillas se fabrican con escayola.
En este espacio podemos observar los restos de 2 hornos de yeso, un molino y, en la parte de atrás, la mina.
En esta mina abunda el yeso sedimentado con capas alternas de arcilla: El más puro es incoloro pero también pueden ver fragmentos de color gris, rosa y blanco. Es un mineral blando que puede ser rayado con la uña.
Los hornos de yeso son una especie de cilindro abierto por la parte superior con una boca de alimentación en la parte frontal. Antes de cargar de material en el horno había que construir un espacio para la "cendrera" (cámara de combustión), elaborando una bóveda en su interior; después podía cargarse el material sobre la bóveda hasta
llenar el tubo que se remataba con un preparado del mismo yeso o arcilla, dejando un espacio de chimenea para la salida de los gases.
Una vez preparado el horno se le daba calda hasta alcanzar temperaturas de 200°C a 400°C utilizando la maleza o monte bajo como combustible.
El resultado de la hornada era el yeso, también llamado escayola, que recibe el nombre científico de sulfato de calcio hemihidrato. Para su utilización, la piedra ya cocida se tenía que moler.
El yeso ha sido utilizado como argamasa para la construcción y también para revestir las paredes y techos, "lucir" las superficies a fin de dejarlas uniformes.
En las últimas centurias también se fabricaron cañizos con yeso y placas de yeso mezclado con pelo de animales u otros aglomerantes para construir falsos techos y rebajar la altura de las estancias.
Uno de los usos más peculiares en la localidad de l'Alcora fue la elaboración de los moldes para la fabricación de las piezas cerámicas.
En la Real Fábrica se contaban por miles y había que reponerlos constantemente por desgaste o rotura. Eran esenciales para poner en producción nuevos modelos y poder replicar las intrincadas tallas de los modelos originales, especialmente en la sección de escultura.
Continuamos nuestro recorrido durante unos 350 metros al lado de una acequia o sobre el techo de hormigón de un canal de agua. Poco más adelante llegaremos al Molino del Pantano, donde hay unos magníficos peñascos, las Rocas del Molí, conserva vestigios de presencia de pobladores musulmanes en esta zona, en las que se practica la escalada y hay una vía ferrata.
En el Archivo Municipal de l'Alcora, en unos protocolos notariales del 25/01/1787 se encuentra el inventario del Molino del Pantano, por Manuel Boveyra: "Dos saetillas en doce libras; Dos ruedas con sus árboles quince libras; dos obradores con sus bancos tres libras y cuatro sueldos; Dos botanas, tres libras: Dos gruenzas con sus caminales y aros de las dos muelas, ocho libras; ainas para obrar las muelas en diez sueldos; Dos aros de las ruedas ocho libras; Los dos pals, nueve libras; Las argollas de las saetillas, catorce libras; los alzadores y argollas de los árboles, dos libras; clavos, diez sueldos: Dos paletas, tres libras: Nadillas, dos libras y diez y seis sueldos; Cuatro Cercoles y dos contraboiras, diez y ocho libras; Las cadenas de las gruenzas y otros hierros de las mismas, dos libras y ocho sueldos; un perpalo, una libra; Dos puntos y dos dados, nueve libras: Y las gafas de la Botana, una libra y doce sueldos"
El Molino del Pantano o Molino del Conde de Aranda podría ser uno de los primeros molinos harineros
hidráulicos de l'Alcora, posiblemente junto con el de Garcés.
Aunque desconocemos la fecha de su establecimiento sabemos que ya está en manos de la casa condal de los Aranda a principios del siglo XVII, pero es probable que se trate de uno de los molinos que se mencionan en la carta puebla de 1305. Su número irá creciendo, y en algún momento de la historia una coplilla popular habla de la existencia de 7 molinos harineros en l'Alcora: "viva Alcora porque tiene 7 molinos de harina y viva el real salero que tienen las alcorinas".
El agua de la acequia mayor alimentaba en 1907 una serie de molinos: del Pantano, Palomet, Molino Nuevo, molinos de colores y barnices de la Real Fábrica y Molino de Vernís.
El resto de molinos que aún se conservan utilizaban el agua de la acequia de la izquierda del río, que procede del Barranco de la Foia, la Font Nova y otras represas: Gasparilla o Puça, Rames y Molino de Garcés.
Continuamos nuestro recorrido por la senda entre las Rocas del Molí y el Molino del Conde de Aranda por una senda que en ascenso nos conducirá en unos 300 metros hasta la presa del Embalse de l’Alcora.
El Molino del Pantano o Molino del Conde de Aranda podría ser uno de los primeros molinos harineros
hidráulicos de l'Alcora, posiblemente junto con el de Garcés.
Aunque desconocemos la fecha de su establecimiento sabemos que ya está en manos de la casa condal de los Aranda a principios del siglo XVII, pero es probable que se trate de uno de los molinos que se mencionan en la carta puebla de 1305. Su número irá creciendo, y en algún momento de la historia una coplilla popular habla de la existencia de 7 molinos harineros en l'Alcora: "viva Alcora porque tiene 7 molinos de harina y viva el real salero que tienen las alcorinas".
El agua de la acequia mayor alimentaba en 1907 una serie de molinos: del Pantano, Palomet, Molino Nuevo, molinos de colores y barnices de la Real Fábrica y Molino de Vernís.
El resto de molinos que aún se conservan utilizaban el agua de la acequia de la izquierda del río, que procede del Barranco de la Foia, la Font Nova y otras represas: Gasparilla o Puça, Rames y Molino de Garcés.
Continuamos nuestro recorrido por la senda entre las Rocas del Molí y el Molino del Conde de Aranda por una senda que en ascenso nos conducirá en unos 300 metros hasta la presa del Embalse de l’Alcora.
Presa del Embalse de l'Alcora |
El embalse de l'Alcora se sitúa en el municipio del mismo nombre, concretamente en la pedanía de la Hoya.
Su orografía nos brinda un espacio único que genera una sensación de tranquilidad y contacto natural excepcional, donde descubrir el sensacional paisaje natural que rodea el embalse, con el Pico de Penyagolosa o el Castell de l'Alcalatén como telón de fondo. Además, el aislamiento del embalse ha provocado que pase desapercibido para la gran mayoría y, sin embargo, es un enclave único para la práctica de la navegación en kayak.
Se construyó en el lecho del río Lucena del Cid, sobre una superficie de 14 hectáreas y con una capacidad máxima de 2 hm³. La obra fue construida por medio de una presa de gravedad con una altura de 30 metros y una longitud en coronación de 108 metros. Se destina al riego y a la industria. La presa pertenece a la Confederación Hidrográfica del Júcar.
Desde la presa retrocedemos hasta el Molino del Conde de Aranda y ahora cruzaremos el cauce del río por un pequeño puente y continuamos ahora por la otra orilla del río por un camino ancho que en unos 200 metro nos llevará hasta el punto marcado como Mas del Molí y un conjunto de casas de campo, al final de las cuales llegaremos al punto marcado como Derecha5 y en donde nosotros continuaremos por nuestra derecha, por un camino ancho y entre campos de cultivo durante unos 300 metros para llegar al punto marcado como Barranco de la Solana, en este punto entraremos en el barranco y por su cauce recorremos unos 40 metros y buscaremos una senda algo oculta entre la maleza, saldremos del cauce del barranco por nuestra izquierda y tras pasar junto a una inmensa higuera por la cantidad de brazos que de ella salen, veremos a nuestra izquierda un poste direccional al que nos dirigiremos.
Desde este ultimo punto, marcado como Derecha6 continuamos nuestro recorrido por nuestra derecha por camino cómodo entre campos de cultivo durante unos 250 metros y llegamos al punto marcado como Almuerzo, en el que nos detenemos para reponer fuerzas con nuestro acostumbrado almuerzo.
Retomamos la marcha una vez hemos terminado y recorremos por este mismo camino unos 500 metros para llegar al punto marcado como CV-190, al cruce con la carretera asfaltada. Continuamos por nuestra derecha y recorremos unos 120 metros y nada mas cruzar el Barranco de Monmirá nos desviamos a nuestra izquierda, en punto marcado como Izquierda2. Aquí nos encontramos en el cruce con el Camino de Costur y nosotros lo cruzamos y continuamos por un camino de tierra entre ambas opciones durante unos 350 metros en ascenso para llegar al punto marcado como Derecha pista en donde continuamos por nuestra derecha ascendiendo, pasmos junto a la Ermita de San Salvador pero dejamos la visita para nuestro regreso, así que del tirón y tras recorrer unos 850 metros nos acercamos al Castillo de l’Alcalatén.
Castillo de l'Alcalatén |
A mediados de siglo XII, el declive almorávide en la península Ibérica estimuló la expansión de los reinos cristianos hacia el sur. Al este, Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, conquistó las plazas de Mequinenza, Fraga, Tortosa y Lleida entre 1148 y 1149, y los últimos enclaves musulmanes del valle del Ebro, Miravet y Siruana, capitularon en 1153. En 1171, Alfonso II de Aragón fundó Teruel y, unos años después, en 1178, concedió al obispado de Tortosa un amplio territorio en el sur, todavía pendiente de conquista, perteneciendo a una serie de castillos entre los cuales, por primera vez, aparece una cita documental del de l'Alcalatén. En 1179, el mismo monarca firmó con Alfonso VIII de Castilla el Tratado de Cazorla, mediante el cual Aragón se adjudicaba el derecho de conquista sobre el reino islámico de València y Castilla lo hacía con el reino de Murcia, en el sur de Biar, fijándose de este modo los límites entre Castilla y Aragón.
En este contexto de inestabilidad, en el siglo XII, la actual provincia de Castelló se había convertido en la frontera norte de la taifa de València y del imperio almohade y, ante el temor a un rápido avance catalanoaragonés, los gobernantes andalusís erigieron una serie de fortalezas de reducidas dimensiones, diseminadas estratégicamente en este territorio, con la intención de crear un cinturón defensivo que obstaculizara los movimientos de las tropas cristianas. El castillo de l'Alcalatén se encuentra entre ellos.
Después de unos años de relativa estabilidad de las fronteras, a finales de la década de 1220, se reactiva la conquista del futuro Reino de València. En 1213, a los 5 años de edad, Jaime I heredó el trono de la Corona de Aragón después de la muerte de su padre, Pedro II, en la batalla de Muret. Durante los primeros años de reinado, el joven monarca tuvo que afrontar varias luchas contra la nobleza aragonesa, hasta la firma de la Concordia de Alcalá (1227) que propició un periodo de estabilidad necesario para acometer nuevas campañas militares contra los musulmanes. La primera de ellas fue la conquista de Mallorca en 1229 y, inmediatamente después, empezó la conquista del Reino de València, que se inicia con la presa de Morella (1232) y la caída de Burriana, de Peñíscola y de buena parte de la actual provincia de Castelló, con el castillo de l'Alcalatén en 1233.
Una vez que tomó posesión de los nuevos territorios, Jaime I los repartió entre los caballeros que lo acompañaron en esta empresa. El 24 de julio de 1233, el rey concedió a Ximén de Urrea, uno de sus principales lugartenientes, el Castell de l'Alcalatén con toda su jurisdicción territorial, que comprendía los actuales términos municipales de l'Alcora, Costur, Figueroles, Lucena del Cid, Chodos y Useras. Muy pronto, se iniciaría la construcción de la Iglesia del Salvador, a los pies del castillo, como gesto simbólico y material de la cristianización del paraje.
Los años posteriores a la concesión de la Tenencia de l'Alcalatén a Ximén de Urrea, algunos núcleos de población de su demarcación empiezan a experimentar un desarrollo mayor. Es el caso de l'Alcora, que, en 1305, recibe la carta de población, concedida por Joan Ximénez de Urrea. El nacimiento oficial de l'Alcora como núcleo de población no comporta la concesión de un término municipal propio. Más bien al contrario, la nueva villa continuará formando parte del término de la Puebla de l'Alcalatén, porque así está recogido en la carta de poblamiento (“[…] que entro os dictos pobladoras te los habitantes en la villa del castillo dal Calatén no haya de partimiento de termino […]“).
A partir de la concesión de la carta de poblamiento, la nueva villa de l'Alcora experimentará un rápido crecimiento, como se intuye a raíz de la concesión de la celebración de un mercado semanal (1306), el inicio de las obras de la Iglesia Parroquial de la Asunción (1336) y la construcción del recinto amurallado, en la primera mitad del siglo XIV, del cual se conservan restos tan significativos como los portales de Marco y Verdera o la Torre del Repés.
El desarrollo de l'Alcora vendrá acompañado del declive de la Puebla de l'Alcalatén, surgida al amparo de la fortaleza de origen andalusí, a causa de varios motivos. A mediados de siglo XIV, hace aparición en tierras valencianas la terrible peste negra, que repetirá episodios más o menos virulentos cada 10-15 años. Coincidirá, además, con la Guerra de la Unión (1347-1378), la Guerra contra Castilla (1356-1365), las dos con fuerte impacto en nuestra zona, y varias epidemias periódicas a lo largo de la segunda mitad del siglo XIV. Se llega así a principios del siglo XV, con un acusado descenso demográfico en l'Alcalatén. En este contexto, la Puebla de l'Alcalatén queda prácticamente deshabitada y sus escasos habitantes solicitan al señor, Pedro Ximénez de Urrea, el reparto de su término, y también de las cargas impositivas correspondientes, entre los municipios de l'Alcora y Lucena del Cid. A este efecto, se firmó una concordia en 1418 que comportaba, además del reparto del término, la destrucción de la fortaleza y del caserío adyacente (“…convienen aquellos demoler y gresaxar el dicho lugar, y término de aquel, y sus casas“), venido a menos por el descenso demográfico (“…lo dicho lugar de l'Alcalatén de gran tiempo acá, era venido a gran disminución o a final de población, que en pocos campesinos hombres era permanecida su población…”). Únicamente, la Iglesia del Salvador, por su carácter religioso, se salvará de la destrucción intencionada y será mantenida por l'Alcora y Lucena del Cid en la misma proporción en que estas villas se reparten el término de l'Alcalatén (“…en el sostenimiento y rehacer de la iglesia, campanas y otras cosas de dicha iglesia del dedo Alcalatén, tienen que pagar los dichos lugares, por sueldo y por libra, según cada cual toma de los dichos lugares y del término de l'Alcalatén”). Esto explica la desigual conservación del templo respecto a la fortaleza y la pequeña población anexa.
Una vez hemos visitado los restos del castillo comenzamos a descender, esta vez por una senda que casi en linea recta nos conducirá hasta la Ermita de San Salvador.
En este contexto de inestabilidad, en el siglo XII, la actual provincia de Castelló se había convertido en la frontera norte de la taifa de València y del imperio almohade y, ante el temor a un rápido avance catalanoaragonés, los gobernantes andalusís erigieron una serie de fortalezas de reducidas dimensiones, diseminadas estratégicamente en este territorio, con la intención de crear un cinturón defensivo que obstaculizara los movimientos de las tropas cristianas. El castillo de l'Alcalatén se encuentra entre ellos.
Después de unos años de relativa estabilidad de las fronteras, a finales de la década de 1220, se reactiva la conquista del futuro Reino de València. En 1213, a los 5 años de edad, Jaime I heredó el trono de la Corona de Aragón después de la muerte de su padre, Pedro II, en la batalla de Muret. Durante los primeros años de reinado, el joven monarca tuvo que afrontar varias luchas contra la nobleza aragonesa, hasta la firma de la Concordia de Alcalá (1227) que propició un periodo de estabilidad necesario para acometer nuevas campañas militares contra los musulmanes. La primera de ellas fue la conquista de Mallorca en 1229 y, inmediatamente después, empezó la conquista del Reino de València, que se inicia con la presa de Morella (1232) y la caída de Burriana, de Peñíscola y de buena parte de la actual provincia de Castelló, con el castillo de l'Alcalatén en 1233.
Una vez que tomó posesión de los nuevos territorios, Jaime I los repartió entre los caballeros que lo acompañaron en esta empresa. El 24 de julio de 1233, el rey concedió a Ximén de Urrea, uno de sus principales lugartenientes, el Castell de l'Alcalatén con toda su jurisdicción territorial, que comprendía los actuales términos municipales de l'Alcora, Costur, Figueroles, Lucena del Cid, Chodos y Useras. Muy pronto, se iniciaría la construcción de la Iglesia del Salvador, a los pies del castillo, como gesto simbólico y material de la cristianización del paraje.
Los años posteriores a la concesión de la Tenencia de l'Alcalatén a Ximén de Urrea, algunos núcleos de población de su demarcación empiezan a experimentar un desarrollo mayor. Es el caso de l'Alcora, que, en 1305, recibe la carta de población, concedida por Joan Ximénez de Urrea. El nacimiento oficial de l'Alcora como núcleo de población no comporta la concesión de un término municipal propio. Más bien al contrario, la nueva villa continuará formando parte del término de la Puebla de l'Alcalatén, porque así está recogido en la carta de poblamiento (“[…] que entro os dictos pobladoras te los habitantes en la villa del castillo dal Calatén no haya de partimiento de termino […]“).
A partir de la concesión de la carta de poblamiento, la nueva villa de l'Alcora experimentará un rápido crecimiento, como se intuye a raíz de la concesión de la celebración de un mercado semanal (1306), el inicio de las obras de la Iglesia Parroquial de la Asunción (1336) y la construcción del recinto amurallado, en la primera mitad del siglo XIV, del cual se conservan restos tan significativos como los portales de Marco y Verdera o la Torre del Repés.
El desarrollo de l'Alcora vendrá acompañado del declive de la Puebla de l'Alcalatén, surgida al amparo de la fortaleza de origen andalusí, a causa de varios motivos. A mediados de siglo XIV, hace aparición en tierras valencianas la terrible peste negra, que repetirá episodios más o menos virulentos cada 10-15 años. Coincidirá, además, con la Guerra de la Unión (1347-1378), la Guerra contra Castilla (1356-1365), las dos con fuerte impacto en nuestra zona, y varias epidemias periódicas a lo largo de la segunda mitad del siglo XIV. Se llega así a principios del siglo XV, con un acusado descenso demográfico en l'Alcalatén. En este contexto, la Puebla de l'Alcalatén queda prácticamente deshabitada y sus escasos habitantes solicitan al señor, Pedro Ximénez de Urrea, el reparto de su término, y también de las cargas impositivas correspondientes, entre los municipios de l'Alcora y Lucena del Cid. A este efecto, se firmó una concordia en 1418 que comportaba, además del reparto del término, la destrucción de la fortaleza y del caserío adyacente (“…convienen aquellos demoler y gresaxar el dicho lugar, y término de aquel, y sus casas“), venido a menos por el descenso demográfico (“…lo dicho lugar de l'Alcalatén de gran tiempo acá, era venido a gran disminución o a final de población, que en pocos campesinos hombres era permanecida su población…”). Únicamente, la Iglesia del Salvador, por su carácter religioso, se salvará de la destrucción intencionada y será mantenida por l'Alcora y Lucena del Cid en la misma proporción en que estas villas se reparten el término de l'Alcalatén (“…en el sostenimiento y rehacer de la iglesia, campanas y otras cosas de dicha iglesia del dedo Alcalatén, tienen que pagar los dichos lugares, por sueldo y por libra, según cada cual toma de los dichos lugares y del término de l'Alcalatén”). Esto explica la desigual conservación del templo respecto a la fortaleza y la pequeña población anexa.
Una vez hemos visitado los restos del castillo comenzamos a descender, esta vez por una senda que casi en linea recta nos conducirá hasta la Ermita de San Salvador.
Ermita de San salvador |
Por lo que respecta a la Ermita de Salvador, es uno de los primeros templos cristianos de la provincia de Castellón, porque fue construida a los pocos años de la concesión de la Tenencia de l'Alcalatén a Ximén de Urrea. Sus paralelos más próximos son las ermitas de la Salvassòria (Morella) y Coratxar Tenencia de Benifassà, las dos en el norte de la provincia.
Originariamente, fue iglesia parroquial del pequeño núcleo de población surgido al amparo del castillo. Su estructura es sencilla y elemental. Es de planta rectangular, con tres tramos y una vuelta sostenida por dos arcos de medio punto. En el ábside, existe una hornacina con remado con vuelta para la imagen del patrón. La portada, situada en la fachada lateral este, es de estilo románico y presenta un arco de medio punto con dovelas enmarcadas por dos molduras y tres escalones, uno de ellos formato por el fuste de una columna reaprovechada. En 1634, a la portada se le añadió un porche, formado por dos arcos apuntados de estilo gótico que sostienen una cubierta a una vertiente y bancos de piedra. El tejado de este porche fue posteriormente reformada y elevada, de forma que las ménsulas sobre las cuales se apoyaba la primera cubierta quedaron sin uso. La fachada, situada a los pies de la ermita, lisa y con una pequeña ventana como única apertura, presenta una espadaña sencilla con una sola campana. Sufrió desperfectos propios del abandono y de varios conflictos bélicos, quedando su interior completamente vacío. En 1969, fue reconstruida, ampliándose la explanada porticada hacia los pies del templo.
Desde la Ermita de San Salvador comenzamos a decender por un camino hasta llegar a un rellano como una zona de aparcamiento continuaremos por nuestra izquierda por una senda y tras recorrer unos 500 metros llegaremos al punto marcado como Urbanización Camí del Bandejats, en donde cruzaremos el Camino Viejo de Costur, dejando la urbanización a nuestra izquierda. Continuamos descendiendo durante unos 1200 metros por este camino para llegar al punto marcado como Cruzar CV-190 y tras descender unos 200 metros más llegaremos de nuevo a cruzar el Río de l’Alcora, y en la otra orilla nos encontraremos con la Font Nova y el Lavadero.
Originariamente, fue iglesia parroquial del pequeño núcleo de población surgido al amparo del castillo. Su estructura es sencilla y elemental. Es de planta rectangular, con tres tramos y una vuelta sostenida por dos arcos de medio punto. En el ábside, existe una hornacina con remado con vuelta para la imagen del patrón. La portada, situada en la fachada lateral este, es de estilo románico y presenta un arco de medio punto con dovelas enmarcadas por dos molduras y tres escalones, uno de ellos formato por el fuste de una columna reaprovechada. En 1634, a la portada se le añadió un porche, formado por dos arcos apuntados de estilo gótico que sostienen una cubierta a una vertiente y bancos de piedra. El tejado de este porche fue posteriormente reformada y elevada, de forma que las ménsulas sobre las cuales se apoyaba la primera cubierta quedaron sin uso. La fachada, situada a los pies de la ermita, lisa y con una pequeña ventana como única apertura, presenta una espadaña sencilla con una sola campana. Sufrió desperfectos propios del abandono y de varios conflictos bélicos, quedando su interior completamente vacío. En 1969, fue reconstruida, ampliándose la explanada porticada hacia los pies del templo.
Desde la Ermita de San Salvador comenzamos a decender por un camino hasta llegar a un rellano como una zona de aparcamiento continuaremos por nuestra izquierda por una senda y tras recorrer unos 500 metros llegaremos al punto marcado como Urbanización Camí del Bandejats, en donde cruzaremos el Camino Viejo de Costur, dejando la urbanización a nuestra izquierda. Continuamos descendiendo durante unos 1200 metros por este camino para llegar al punto marcado como Cruzar CV-190 y tras descender unos 200 metros más llegaremos de nuevo a cruzar el Río de l’Alcora, y en la otra orilla nos encontraremos con la Font Nova y el Lavadero.
La Font Nova |
Este extraordinario y rico manantial aparecido en mitad del XVIII, que por la trascendencia que tuvo en tiempos de grandes sequías, el Ayuntamiento, con fecha 15 de agosto de 1751, acordó "empezar los trabajos y que se hiciera fiesta a San Cristóbal por el nuevo hallazgo de esta fuente en tan grande esterilidad, y que dicha fiesta se hiciera todos los años el día que la villa eligiere".
El 5 de mayo de 1754, se acordó ahondar el cauce de la fuente y hacer dos paredes de cal y canto a los lados para que la obra quedase con mayor perfección. Posteriormente dentro de este mismo año (31 de agosto), se acordó descubrir la fuente, que se sacase ésta al cabo de la cuesta, y que para el servicio común se hicieran y construyeran lavaderos un abrevadero para las caballerías.
Sagrado líquido en abundancia que saciaría la sed de personas y animales, e higiénicamente, caudal suficiente para su uso en el lavadero contiguo. Las aguas sobrantes transformaron en huerto un buen puñado de hanegadas. El pueblo agradecido por este superior bien recibido, culminaría el 1754 con la adquisición de una diadema para San Cristóbal y una corona para el Niño que lleva en brazos, todo en plata de ley.
Aquí, en el año 1756, se sitúa el inicio de una de las jornadas más importantes de la villa de l'Alcora, la Romería del Rollo. De ciclo anual y carácter festivo, recordatorio de las ancestrales peregrinaciones y romerías en rogativa por el vital líquido. Declarada de Interés Turístico Provincial de la Comunidad Valenciana (23 noviembre 2009).
Singular era la romería por su limitación a los participantes. Solo podían participar los varones hasta 7 años, a los cuales después de finalizado su recorrido, en la Iglesia Parroquial se les entregaba un rollo de masa dura. Se reservaban dos rollos para el varón más joven, el último nacido antes de las 24 horas del día anterior, para lo cual se consultaban los libros de registros.
Pero no acaba aquí el nexo entre la Font Nova y el Rollo. En 1909, a raíz de unas obras que aquí se realizaban, alumbraron un caudal mayor que el habido hasta entonces, por ello el Ayuntamiento en pleno decidió aumentar el peso y tamaño del rollo. Este importante manantial, una vez más, estuvo preparado para servir nuevamente a la sedienta población. El fuerte incremento urbanístico e industrial de los años 60 del pasado siglo, trajo consigo un considerable déficit de agua potable. Hubo serias restricciones en el suministro. El Ayuntamiento consideraba factible sumar el caudal de la Font Nova a la red potable, e hizo analizar las aguas en el Laboratorio de Análisis Higiénico-Sanitario del Instituto Provincial de Higiene de la Jefatura Provincial de Sanidad, del que resultó que el agua de la Font Nova, química y bacteriológicamente, era POTABLE.
El 5 de mayo de 1754, se acordó ahondar el cauce de la fuente y hacer dos paredes de cal y canto a los lados para que la obra quedase con mayor perfección. Posteriormente dentro de este mismo año (31 de agosto), se acordó descubrir la fuente, que se sacase ésta al cabo de la cuesta, y que para el servicio común se hicieran y construyeran lavaderos un abrevadero para las caballerías.
Sagrado líquido en abundancia que saciaría la sed de personas y animales, e higiénicamente, caudal suficiente para su uso en el lavadero contiguo. Las aguas sobrantes transformaron en huerto un buen puñado de hanegadas. El pueblo agradecido por este superior bien recibido, culminaría el 1754 con la adquisición de una diadema para San Cristóbal y una corona para el Niño que lleva en brazos, todo en plata de ley.
Aquí, en el año 1756, se sitúa el inicio de una de las jornadas más importantes de la villa de l'Alcora, la Romería del Rollo. De ciclo anual y carácter festivo, recordatorio de las ancestrales peregrinaciones y romerías en rogativa por el vital líquido. Declarada de Interés Turístico Provincial de la Comunidad Valenciana (23 noviembre 2009).
Singular era la romería por su limitación a los participantes. Solo podían participar los varones hasta 7 años, a los cuales después de finalizado su recorrido, en la Iglesia Parroquial se les entregaba un rollo de masa dura. Se reservaban dos rollos para el varón más joven, el último nacido antes de las 24 horas del día anterior, para lo cual se consultaban los libros de registros.
Pero no acaba aquí el nexo entre la Font Nova y el Rollo. En 1909, a raíz de unas obras que aquí se realizaban, alumbraron un caudal mayor que el habido hasta entonces, por ello el Ayuntamiento en pleno decidió aumentar el peso y tamaño del rollo. Este importante manantial, una vez más, estuvo preparado para servir nuevamente a la sedienta población. El fuerte incremento urbanístico e industrial de los años 60 del pasado siglo, trajo consigo un considerable déficit de agua potable. Hubo serias restricciones en el suministro. El Ayuntamiento consideraba factible sumar el caudal de la Font Nova a la red potable, e hizo analizar las aguas en el Laboratorio de Análisis Higiénico-Sanitario del Instituto Provincial de Higiene de la Jefatura Provincial de Sanidad, del que resultó que el agua de la Font Nova, química y bacteriológicamente, era POTABLE.
Lavadero |
Todo el conjunto construido ha sufrido a través del tiempo importantes destrozos a causa de horrorosas tormentas con sus riadas correspondientes. Cito tres muy relevantes de los años 1787, 1883, y 1922. En todas hubo que reparar este precioso entorno. Si cabe, la más perjudicial fue la de 1883, en la que se tuvieron que rehabilitar todos sus componentes, incluido el camino de acceso. No solo la Font Nova sufrió las consecuencias de la última calamidad descrita, también los puentes, molinos, granjas, caminos, cementerio, huertos y pérdida de numerosas cabezas de ganado. Y lo más lamentable, en la Foia acabó con la vida de ocho personas. L'Alcora celebra la Romería del Rollo el lunes de Pascua de Resurrección, coincidiendo con la antigua festividad religiosa del "Lunes del Ángel".
Probablemente, el que los más pequeños sean revestidos de querubines en la señalada fecha, provenga de la conjunción de ambas celebraciones.
Dejamos este magnifico lugar y continuamos nuestro recorrido junto al lavadero por camino asfaltado entre algunas casas siguiendo las indicaciones del SL-CV 90 pasaremos junto al Molino de Matraca y pronto nos introducimos en el cauce del Barranco de San Vicente por el que recorreremos unos 800 metros y pasaremos junto al punto marcado como Fuente de San Vicente , que encontramos seca y continuamos adelante.
Ya solo nos quedan unos 150 metros para llegar al Área recreativa de San Vicente, un magnifico lugar para pasar el día con mesas y bancos, servicios y paelleros con agua y luz, y creo que hasta con permiso para acampada libre, como ya van quedando pocas. Nosotros solo nos queda atravesarla para llegar de nuevo junto a la Ermita de San Vicente lugar en donde aparcamos nuestro coche y en donde daremos por finalizada nuestra ruta de hoy.
Gracias por la ayuda en la descripción de la ruta a andacontiocanya.blogspot.com y lalcora.es y www.ermitascomunidadvalenciana.com
Hasta pronto.
Probablemente, el que los más pequeños sean revestidos de querubines en la señalada fecha, provenga de la conjunción de ambas celebraciones.
Dejamos este magnifico lugar y continuamos nuestro recorrido junto al lavadero por camino asfaltado entre algunas casas siguiendo las indicaciones del SL-CV 90 pasaremos junto al Molino de Matraca y pronto nos introducimos en el cauce del Barranco de San Vicente por el que recorreremos unos 800 metros y pasaremos junto al punto marcado como Fuente de San Vicente , que encontramos seca y continuamos adelante.
Ya solo nos quedan unos 150 metros para llegar al Área recreativa de San Vicente, un magnifico lugar para pasar el día con mesas y bancos, servicios y paelleros con agua y luz, y creo que hasta con permiso para acampada libre, como ya van quedando pocas. Nosotros solo nos queda atravesarla para llegar de nuevo junto a la Ermita de San Vicente lugar en donde aparcamos nuestro coche y en donde daremos por finalizada nuestra ruta de hoy.
Gracias por la ayuda en la descripción de la ruta a andacontiocanya.blogspot.com y lalcora.es y www.ermitascomunidadvalenciana.com
Hasta pronto.
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